Con este texto participé en la iniciativa que os contaba en la entrada anterior
-la de versionar cuentos clásicos infantiles-
convocada por el blog: Esta noche te cuento.
Ven querida, acércate,
quiero tocarte. ¡Qué cutis tan suave! ¡Qué rasgos tan armoniosos! Siéntate aquí conmigo en el sofá. Cuéntame tus periplos en el bosque. ¿Has visto un dócil animal a la
sombra del camino? ¿Has oído, tal vez, sus tímidos aullidos de advertencia? No
temas. Mis manos están tan agarrotadas como mi voz. Mis ojos tan turbios como
mis reflejos. Y mis mandíbulas tan débiles como los dientes que ya no tengo.
Soy el lobo dentro de tu abuelita. Ella yerra por el monte, desperdiciando mi
cuerpo.
Creo que ya te lo había leído no sé donde... me encanta, sobre todo ese "ella yerra por el monte, desperdiciando mi cuerpo".
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Ana. Un día te mandé este cuento para tu programa de radio, por eso lo recuerdas :-)
EliminarLo escribí hace un par de años y fue mi primera versión de un clásico infantil. Le tengo cariño, como a la abuelita-lobo del dibujo.
Un abrazo.
Interesante transmutación.
ResponderEliminarGracias, Cybrghost.
EliminarUn abrazo.
Sara, me alegra comprobar que uno de mis votos fue a parar a tu cuento. Me impactó esa idea original que tan bien finalizas.
ResponderEliminarBesos.
¡Gracias Nicolás! Lo cierto es que al ver que no tenía ningún comentario allí el cuento, pensé que tampoco tendría ningún voto :-)
EliminarUn abrazo.
Uno de mis favoritos. Enhorabuena artista, había cuentos con muy buenas ideas, pero desde mi humilde punto de vista, les faltaba calidad literaria. Este tiene de todo.
ResponderEliminarBeso.
Quizás mi cuento era uno poco oscuro comparado con el tono tan original y festivo de la mayoría.
EliminarGracias Yolanda por tus palabras.
Un abrazo.
Es un cuento... inquietante como poco. Muy bien, vi tu mención en ENTC, lógica.
ResponderEliminarA mí no sé que me da más miedo y pena, si la energía tan fiera del lobo dentro de un cuerpo que no puede aprovecharla, o ese joven animal errante aplacado por la vejez que alberga en su interior.
EliminarUn abrazo, Luisa.
Yo llegué tarde para votar y para leer todos los cuentos pero he de decirte que me estoy aficionando a lo "oscuro" y este cuento va por esa línea.
ResponderEliminarMuchos éxitos.
Besos.
Sobre este cuento, la imagen del lobo tiene su aquel.
ResponderEliminarMuy buen texto.
Un abrazo, Sara.
Genial este cambio de espíritus, Sara. Da vuelta al cuento como si fuese un calcetín.
ResponderEliminarMe alegro de que lo hayas traído hasta aquí.
Un abrazo.
Leí los cuentos tarde y no pude participar en las votaciones pero recuerdo el tuyo como uno de mis 3 favoritos.
ResponderEliminarEnhorabuena por la ilustración que ha participado activamente en la propuesta de ENTC. Un beso!
Me ha gustado muchísimo cómo relatas la decrepitud, la desolación del lobo, aaprisionado en el cuerpo de la abuelita. Una visión oscura de la historia que me ha atrapado.
ResponderEliminarUn beso
Felicidades por tu mención, Sara. No me extraña. Da como cierto repelús este lobo-abuelita...
ResponderEliminar