Más allá de esta puerta hay un viaje sin camino. Un viaje hacia un tiempo sin tiempo, sin espacio ni distancias. Para vivir esta experiencia solo tenéis que entrar. Una vez cruzado el umbral al infinito podréis vislumbrar una chispa de la luz original y deleitaros en ella hasta que vuestros ojos ya no puedan abarcarla. Henchidos de ese albor eterno os sentiréis ansiosos por volver y compartirlo con los demás. Sin embargo, ya no será posible. Nadie vuelve del más allá.
Quiero pensar que es posible volver del Más Allá, porque, sin ser religioso, quiero pensar que podemos dejar rastro antes de cruzar la puerta, y ese vínculo no se consigue más que a través del amor, entendido en sentido amplio. Ese amor es la única moneda por la que se siente pagado el barquero para ayudarnos a cruzar el río, la más valiosa moneda sobre nuestros ojos y sobre nuestro corazón.
ResponderEliminarHermosas tus palabras, Luis, como siempre. Es verdad que lo que mata realmente es el olvido, y que si creamos vínculos de amor, como dices, entonces en realidad nunca nos vamos.
ResponderEliminarSi pudiésemos volver una vez cruzado el umbral, quiero creer que lo haríamos con la lección aprendida y siendo mejores personas.
Un abrazo y gracias por entrar.
Paso por aquí de vez en cuando, y siempre es un paseo distinto y evocador. Es un blog muy hermoso, Sara. Felicidades.
ResponderEliminar¡Qué sorpresa juanxxi! Bienvenido. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
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