Dicen que, al caer la tarde, sus negras crines se confunden
con el cielo, y sus ojos de fuego, con las estrellas más brillantes. De su boca
surge un espumoso aliento que es como una bruma que te impide verlo
hasta que lo tienes cerca. Y que es entonces cuando el corcel,
retador, piafa en el aire con fuerza, corcovea indomable ajeno a los lazos que
le tiras, se escabulle ante tus ojos hacia el monte para demostrarte que su
destino es seguir viviendo en libertad.
Si se le quita la libertad, también se le quitará la belleza mágica que posee.
ResponderEliminarBesos, Sara.
Ha conseguido eludir al hombre. Un animal así es digno de ser catalogado como mágico. No lo conocía y tú me lo has enseñado para siempre. Saludos, Sara.
ResponderEliminarEl bagual es un mito del norte de Argentina. Un corcel negro que echa fuego por los ojos y espuma por la boca. Me llamó la atención cuando lo leí y quise escrir acerca de él.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, Torcuato y 21. Un saludo a ambos.
Interesante el hecho de que tantos y tantos "fantasmas" y "aparecidos" aparecen (valga la redundancia) al caer la tarde en leyendas de tantos lugares dispares. Seguramente tendrá que ver con el ciclo circadiano, a una hora en que todo el cansancio acumulado cae sobre nosotros, mezclado con nuestros deseos, expectativas, miedos, terrores...
ResponderEliminarY volviendo al tema: otra vez encuentras la manera de hacer aflorar la belleza oculta de cada situación.
Gracias Eglon, una vez más, por leerme y comentar. Un saludo.
ResponderEliminarHola Sara. Te dejé un comentario en 280, pero tarde. Te lo dejo aquí también.
ResponderEliminarMe recuerda, en versión humana, a "La leyenda del indomable", con un impresionante, en todos los sentidos, Pul Newman.
Un saludo Sara
Leí tarde tu comentario en 280, Cormorán, así que te contesto aquí. No vi esa película (ni muchos de los clásicos), tendré que verla ya que me dejas con curiosidad.
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