martes, 15 de febrero de 2011
El calendario del deseo
El día discurre lánguido, se toma su tiempo para desaparecer como uno más del año. Acabo saltando de una fecha a otra como si se tratara de una rayuela interminable. A veces coincido con las caras de la luna y conversamos, pero pronto me harto de tanta cháchara sentimentalista y me recluyo en los nombres de los santos. Allí medito sobre mis faltas, porque ellos me repiten incansablemente que fue mi culpa, que estoy atrapado en este almanaque por desear, preso de lujuria, pasar el año junto a la chica desnuda del calendario.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Buenísimo, Sara. Muy original.
ResponderEliminarUn beso.
:D ¡Que bueno Sara!
ResponderEliminarY más de un santo seguro que dejó de serlo ese año :D
Gracias, Torcuato y Cormorán. Todavía le quedan unos cuantos meses dentro del calendario(suponiendo que desee salir de allí en las próximas campanadas).
ResponderEliminarUn saludo.