domingo, 27 de febrero de 2011

Huida


Saltó la valla con cuidado, pero aún así su vestido de tul se enganchó con las púas de los alambres que, a su vez, estrangularon sus finos pies de bailarina.
Su ingenuidad le llevó a pensar que su única cárcel era la caja de música.




6 comentarios:

  1. Muy en tu línea... Tema, estilo e ilustración en perfecta armonía.
    Un placer leerte.

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  2. Gracias, MJ, por tu comentario. Un abrazo.

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  3. Sueña al principio con ser otra, pero al final raro es que logre ser siquiera ella misma.

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  4. Es una interpretación profunda e interesante del texto. Gracias por tu comentario.

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  5. Debe seguir en el empeño y no desfallecer.
    Besos.

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  6. Delicadísimo y desgarrador.

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