Este relato ha sido publicado hoy en la revista literaria: La Esfera Cultural (en este enlace podéis leerlo y comentar)
Si pudiese retroceder mis pasos no pisaría los mismos charcos, no cruzaría bajo las mismas escaleras ni me toparía con los mismos gatos negros. La suerte me esperaría en el portal, entraríamos juntos a casa, me serviría la cena y se acostaría conmigo en la cama. A la mañana siguiente yo me sentiría tan feliz que temería perderla, y le diría lo mucho que la necesito, que no soy nada sin su presencia y que ella es lo único que tengo. Entonces, seguramente, la suerte se iría detrás de otro tipo más afortunado que yo.
Claro, al final vivimos la vida que nos buscamos inconscientemente.
ResponderEliminarBesos.
Hola Sara, sólo quiero decirte que me tienes fascinado.... venir aquí es volver a mi paraiso....
ResponderEliminarNo hay que buscar a la suerte; ella te encuentra a ti.
ResponderEliminarPrecioso micro, Sara.
Un abrazo.
También la suerte, la fortuna es un modo de aferrarse a las cosas y quizá no el menos arrogante de todos. En la vida tal vez sea mejor no tener suerte que no necesitarla...
ResponderEliminar¡¡venga Sara, no nos cuentes cuentos...!! ¡Tú eres una mujer afortunada! ja ja ja. Es estupendo.
ResponderEliminar¡Cómo no voy a ser una mujer afortunada con gente como vosotros visitándome a menudo!
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios.
Un saludo.