Mis ojos nacen en un paisaje virgen. Mi rostro toma forma junto con mis sentidos adormecidos. Descubro mis manos para percibir que sostengo en ellas un objeto. Me yergo estrenando la tierra con mis botas. Se esbozan los árboles que me protegen del sol que acaba de salir. Entonces mis sentidos se agudizan, percibo inquietud. Una sombra de inseguridad se proyecta sobre mí, se acerca, me toca y frota sobre mi cuerpo su intenso olor a goma; pero antes de que me borre totalmente del paisaje, recuerdo que el objeto que tengo entre mis manos es un arma.
Te copio como comentario el texto de tu perfil, Sara: "La escritura y el dibujo se acompañan, son parte de un mismo proceso creativo. Una palabra inspira a la siguiente, como un trazo inspira al otro." O lo mata.
ResponderEliminarUn estupendo micro, de esos difíciles, algo encriptados pero que no ocultan por completo el placer que prometen. Disfruté mucho leyendo y releyéndolo.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
La palabra, como el tiempo, es una cazadora infalible, pero es ley de la caza que el estilo lo imponga la presa...,que sigue disfrutando de su maravillosa libertad.
ResponderEliminarBorrar un dibujo es como matarlo. Por eso hay que tener mucho cuidado cuando se dibuja un cazador: si presiente peligro, te mata antes.
ResponderEliminarSerá por eso que prefiero dibujar con tinta, o pincel sin boceto previo: todo lo que sale tiene la oportunidad de existir.
Tus comentarios, Pablo, son siempre un aliciente para mí. Muchas gracias por leerme. Un abrazo.
En algún sitio leí que si en un texto aparece un arma es que alguien va a usarla, es cuestión de esperar... y tú aprovechas perfectamente este valor premonitorio que tiene ese objeto para dejar que el lector termine la línea que tú no escribiste. Estupendo.
ResponderEliminarEste es un micro que hay que releer varias veces para saborearlo. Es una delicia. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso, Sara.
Este es un microrrelato que apela un poco a la perspicacia del lector.
ResponderEliminarGracias Amigo mortal, Juanxxi y MJ por vuestros alentadores comentarios.
IMPRESIONANTE, Sara. Esa sombra de tu mano antes de borrar a ese cazador... Claro que siendo algo condescendiente, se le podía borrar solo la escopeta cambiándola por una regadera?
ResponderEliminarMe fascinó todo.
Hola Cormorán. Me has hecho reír. Aunque con la regadera ya no sería un cazador, sino un jardinero...ja ja.
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