sábado, 30 de abril de 2011

Polvareda

La tormenta de arena formó una duna sobre su cuerpo acurrucado como un feto de ojos cerrados y pegados; el rugido taponaba sus oídos como el polvo su boca. Indefenso aguardó clemencia hasta que el cielo lo escuchó, cesando su ira. Ahora solo hay silencio en su tumba de arena. 



8 comentarios:

  1. Gracias, Patricia. ¡Cuántas historias se esconden bajo las dunas!

    Un beso.

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  2. Gracias Sara, una historia genial. Me encantan las historias del desierto.

    Te dejo un link al cuento que a mi me inspiró Corazón de arena por si te apetece leerla. Por cierto gracias por los comentarios que me dejaste.

    Besitos Sara

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  3. Bella y triste historia.

    Un abrazo, Sara.

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  4. Hola Nuria, me ha encantado tu cuento, como las demás historias que publicas en tu blog. Enhorabuena. Un beso.

    Gracias MJ. Un abrazo.

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  5. La vida a merced de la fuerza de la Naturaleza. ¿El 'cielo' escucha alguna vez?

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  6. Puede que el cielo escuche, Luis, pero eso no altera los acontecimientos, que siguen su curso...
    Me encanta esa sonrisa, Cormorán.

    Saludos a ambos.

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