Dicen que todo comenzó como un mero divertimiento. Los dioses ansiaban contemplar, desde sus elevados palcos, a los animales pisándose sus colas en el campo, y a los hombres pisándose sus egos. Para ello convocaron torneos de lo más variopintos: futbolistas disputando la pelota a esquivos canguros saltarines; focas y esquimales jugando al waterpolo; gigantes contra monos encestando cocos...
Sin embargo, poco tardaron las ociosas deidades en aburrirse. Necesitaban más acción. Incapaces de matar el tiempo sin verter sangre, convirtieron el juego en una competición a muerte.
Acomodados en sus confortables colchones de nubes, los supremos espectadores observaron la masacre hasta que el último equipo pereció de agotamiento. Entonces, al comprobar que abajo ya no quedaba nada, buscaron otra distracción. Así fue como los dioses comenzaron a luchar entre ellos.
Este micro participa en el concurso Minificciones.com.ar en el que el texto debe inspirarse en la imagen dada.
Me encanta. Es genial, Sara.
ResponderEliminar¡Suerte! :-)
Besitos.
Muy buen micro, Sara, me deja con la intriga de saber qué pasó luego, principalmente considerando que los dioses son inmortales. ¿Una eterna lucha sin vencedores ni vencidos? También se van a aburrir.
ResponderEliminarUn beso.
Humberto.
Vaya historia has creado con esa imagen. Muy buena.
ResponderEliminarBesos
Gracias, MJ. Aunque, en realidad, este micro ha sido "un mero divertimento"; este mes no iba a participar, pero ayer no se me ocurría nada para escribir y recordé esta imagen de los canguros... Un beso.
ResponderEliminarBuen interrogante, Humberto. Las luchas eternas suelen tener sus treguas para reponer fuerzas y munición, planear nuevas estrategias y descansar mirándose el propio ombligo. Un abrazo.
Gracias Elysa. Es que ya la imagen parte de un absurdo, así que el cuento solo debía seguir la misma línea. Besos.
Micro celestial. Esa cruenta lucha que se extiende en un futuro utópico y que le da al relato la libertad del lector para imaginar.
ResponderEliminarBlogsaludos
Boquiabierta Sara, como siempre.
ResponderEliminarNo se si se puede ganar dos meses seguidos, pero si el anterior lo ganaste, este también lo merece. Buenísimo.
Besitos
Hola Adivín. Las luchas y las guerras no tienen por qué ser un final; algo puede cambiar los acontecimientos (nuestra imaginación en los cuentos, nuestra implicación, en la realidad). Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Nuria. Como siempre en este concurso, hay estupendos cuentos y participantes.
Besos.
A mi parecer, los dioses de los que hablas, son más humanos de lo que parecen. Es más, emplearía el término dioses a los magnates y gobernantes, obteniendo así una imagen nítida de la realidad en la que "vivimos" o "morimos".
ResponderEliminarUn besote Sara
Poco puedo añadir a lo que han expresado acertadamente los amigos. La integridad con la que has asumido la tarea de formar una historia a partir de una imagen dada,- constituye toda una prueba de fuego esta última -, es admirable. Es como si llegaras al límite de lo imposible cada vez, sin miedo al vacío o la caída, segura de las alas de tu imaginación . Ésta, como todo lo genuino, vence todas las dificultades, las transforma y se sirve de ellas para expresarse mejor, si cabe. Nada daña ese fondo ancestral que llevas dentro, el que todo verdadero escritor lleva dentro...
ResponderEliminarEn efecto, Cormorán. Puede tormarse el texto como una alegoría de la sociedad actual. Un beso.
ResponderEliminarQué hermosas palabras, Amigo mortal.
Es una imagen a la que hay que ponerle mucha fantasía. Claro que, cuando chocamos con el absurdo, nos podemos estrellar; pero siempre podemos usar la imaginación para crearnos un colchón mullido para caer.
Un abrazo.
Lo malo es que es al revés: que somos los humanos los que escribimos nuestra propia historia con sangre, en nombre de los dioses. Claro que... para hacer la vida más agradable está la ficción. Un abrazo
ResponderEliminarY, mientras tanto, ellos se divierten mirándonos... Tienes razón, Luis, siempre nos queda la ficción para dar vuelta la historia. Un abrazo, y gracias por la visita.
ResponderEliminarGenial. Es bueno hablar, sea como sea, del mundo en que vivimos, aunque a veces duela tanto que quisiéramos evadirnos para siempre.
ResponderEliminarUn beso Sara
Ese verdad, Acapu. ¿De qué podríamos hablar si no? El mundo en que vivimos es nuestra inspiración, incluso cuando no hablamos de él, está ahí. Un beso.
ResponderEliminarla verdad es que no está a la altura... el dibujo, me refiero¡¡¡Prefiero los tuyos. Ganarás. Ya es asombroso que arranques tanto brillo a un dibujo tan ... poco expresivo.Yo no creo mucho en las incidencias de los dioses, ya nos valemos nosotros solitos para complicarnos la vida... De hecho, de esas "aberraciones" hay ya un montón por ahí para que disfruten, no los dioses, sino los aburridos mortales.
ResponderEliminar