Las llamas, antes acuclilladas entre los troncos, se erguían rodeándola con su danza macabra; enardecían su sangre y laceraban su piel mientras ellos, reían.
Los aldeanos creían que el fuego consumiría su alma maldita, sin embargo, antes de que ardieran sus labios la bruja recitó el conjuro. La eternidad llegó para acoger su último aliento. De ellos solo quedaron cenizas.
EXCELENTE!!!!!
ResponderEliminarUn leño al que el fuego consumió también, eso se diría que fueron sus vidas. El día del Juicio Final muchos serán condenados por sus virtudes y muchos salvados por sus pecados...
ResponderEliminarUn abrazo, Sara.
Gracias Patricia. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola Amigo mortal. Ella fue acogida por la eternidad pero ¿y qué hay de ellos?. El fuego solo comsumió sus cuerpos, ¿tendrán otra oportunidad de superar su ignorancia, de aprender a ser mejores?. Solo hay preguntas.
Un abrazo.
A ver si aprendemos: a las brujas hay que tenerles un cariño especial, ya que ellas son especiales. Pero no. No aprendemos. ¿La sociedad de hoy es suficientemente tolerante con lo que se sale de los márgenes de la moral al uso o de lo políticamente correcto?. Es sólo una pregunta retórica...
ResponderEliminarElla aún perdura, ellos, intolerantes sólo son cenizas.
ResponderEliminarMe gustó
Besos.
Las "hogueras" actuales son otras, Luis. Pero siguen quemando todo aquello que se sale de la norma.
ResponderEliminarEs eso, Elysa. Cada uno se forja su propio destino.
Abrazos a ambos.
Esa parece la justicia en la que todos tendemos a creer. Tardía pero definitiva. Consuelo para tratar de salir al paso de la barbarie de la sin razón en la que vivimos diariamente. Confiamos en que, en algun momento, aunque sea en otra vida, se haga justicia, justicia eterna.
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