Pasó cincuenta años en una cápsula de criogenia aguardando a que la clonación de su amada fuese viable. Cuando lo reanimaron ella se encontraba en la misma sala. Sin embargo la felicidad de él chocó con la hermética frialdad de la joven que, criogenizada, esperaba una futura implantación de recuerdos en los clonados.
¡Guaaaaau! ¡Qué bueno!
ResponderEliminarUna persona sin recuerdos no es nadie.
Besitos.
Cincuenta años esperando y qué desilusión. Has escrito todo un desencuentro.
ResponderEliminarBesos
Ahhhh!
ResponderEliminarY yo que pensaba clonarme.
Para no correr el riesgo de estos dolorosos desencuentros gastaré mi cuantiosa fortuna en otro proyecto, ja ja.
Besos
¿ Llegará a convertirse el hombre en un resbaladizo plano inclinado para el propio hombre como en su día lo fue Dios ? ¿ Dónde descansarán las nuevas conciencias ? Por rica y variada que sea la creación clonada, ¿ qué ocupará en primer lugar su amor y sus pensamientos ? ¿ Qué dones puede dar el hombre al hombre ?
ResponderEliminar¿ Cuáles puede devolver ? ¿ Qué riesgos vale la pena correr ?
¿ Tendrá la tentación la mujer clonada de elegir otros recuerdos, de elegir otro " yo " u otras pasiones o inclinaciones que le empujen en otra dirección ?
¿ Perderá el espíritu humano el control de su organismo... ?
Interesante historia, Sara.
El desencuentro inicial es producto de la ansiedad producida por tantos años de espera. Aunque dejas una puerta abierta a la esperanza al apuntar la implantación pendiente de esos recuerdos calentitos...
ResponderEliminarSaludos a ti y a tu imaginación.
Es que la ciencia avanza que es una barbaridad... o casi :)
ResponderEliminar¿Sin recuerdos qué nos queda? Poca cosa.
Un abrazo Sara
Sara es lo que tiene la ciencia que no da todo al instante. Me ha gustado mucho este micro de ciencia ficción y la ilustración de diez.
ResponderEliminarPor cierto, ¿las haces tú?
Un saludo.
Bello, como siempre.Hoy colgué uno que en cierta forma va en la línea.
ResponderEliminarUn abrazo
MJ: Es verdad ¿Quién somos sin recuerdos?
ResponderEliminarElysa: Un desencuentro futurista. Le tocará esperar envejeciendo o criogenizarse otra vez.
Patricia: Mejor gastar nuestra "cuantiosa fortuna" en vivir el presente :)
Amigo mortal: Cada vez que nos adentramos en terrenos así de desconocidos surgen un montón de preguntas y dilemas éticos.
Veintino: La ansiedad acumulada trae desilusión, nada es como lo esperamos...
Acapu: La ciencia avanza a pasos de gigante, pero luego se pulen los pequeños detalles a pasitos.
Hola Albajara, bienvenido. Todas las ilustraciones del blog son mías (si algo no lo es, indico el autor).
Hola Dani, bienvenido también. He leído tu relato y me ha encantado.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Abrazos fuertes.
Pues entonces Sara, permite que te diga que eres una ARTISTA. Me encantan.
ResponderEliminarSi algún día te sobra alguna ilustración...
Un abrazo Sara.
Esta es mi octava vida. Siempre la misma y siempre igual. De otra forma no estaría escribiendo esto, no?
ResponderEliminarEsto lo tenían que haber firmado en un papel, digo yo. Muy bueno, Sara.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
Gracias Albajara por tu comentario. Claro que me sobra alguna ilustración... y te la haré llegar.
ResponderEliminarLa historia se repite, Cormorán.
Claro que sí, Pablo. Antes de embarcarse en estas cosas hay que leer el contrato, sin olvidar la letra pequeña.
Abrazos fuertes para todos.
Oye, Sara. Acabo de ver en el blog de "No me vengas con historias" de Acuática que eres una de las 3 finalistas del concurso.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, niña! Tu micro es genial.
Besotes.
Ay, MJ, no había visto antes tu comentario. Gracias linda, por estar siempre ahí. Un beso.
ResponderEliminarMaravilloso.
ResponderEliminarAl final no hay un futuro que no acabe de tornarse en un presente diferente al esperado.
Excepto para los extremamente tenaces, y aún éstos son sorprendidos por cambios.
Somos tan complejos en ésto de buscarle mangas al chaleco.