Soñando acariciaste la lámpara que me contiene. Por ello concederé tu deseo de deshacerte de esa sombra que empaña tu luz y te relega a ser un paria torpe e inútil, encerrado por aquellos que se avergüenzan de ti. Relájate. Cierra los ojos. Duerme el sueño de la ignorancia y despierta con la verdad entre los labios.
Buen consejo. Acertado es dormir cuando algo te sofoca.La vida siempre avanza y aplicándonos encontramos la luz.
ResponderEliminarMuy poetico, Sara. Estaría bien encontrar este genio.
ResponderEliminarBesos
Sara, mucha magia y doble sentido para la realidad. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un texto precioso e intenso en contenido, Sara. Enhorabuena. Besos.
ResponderEliminarEstoy segura de que hay un "genio" en nuestro interior. A veces lo acariciamos en sueños o cuando estamos relajados, pero al rato se difumina. Y otras veces, nos despertamos con la verdad entre los labios...
ResponderEliminarEste texto trata el extremo de alguien con "pocas luces" (y encerrado por ello), que acaricia por las noches ese genio tan deseado.
Muchas gracias Carlos, Elysa, Nicolás y Luis por vuestros amables comentarios.
Abrazos.
Supongo que todos en algun momento de nuestra vida, en más o menos medida, nos hemos sentido parias, obligados por el entorno en el que nos movemos. Solo en la intimidad (nada más íntimo que los sueños) volvemos a encontrar el verdadero yo que llevamos y que nos ocultan.
ResponderEliminarUn beso Sara