jueves, 7 de julio de 2011

La presa

Había noches en que su mundo discurría dentro del armario. Escondido entre abrigos y polillas hallaba su pasadizo hacia la libertad. Detrás del cajón de los calcetines se abría ante él una pequeña puerta por la que vislumbraba los más hermosos paisajes. Si veía el mar se ponía el bañador y las gafas de buceo, transformándose en un experto nadador. Si aparecía el desierto se ajustaba las botas, el sombrero y la mochila, dispuesto a ser el mejor explorador. En cambio si era el bosque lo que veía sentía miedo, porque sabía lo que le esperaba si salía allí afuera. Por eso un buen día, armándose de coraje, se equipó con el arma y la munición que su odiado padrastro guardaba en lo alto del estante y se convirtió en cazador.



12 comentarios:

  1. Sara, ¡Cuanta magia! Me ha gustado esos viajes a través de los armarios, aunque cuidado con las armas.

    Un abrazo.

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  2. Sara, veo que has vuelto de tu merecido descanso con mucha fuerza, demasiada. Esos viajes me dan miedo, la mente es el arma mas poderosa. Descanse en paz ese padrasto, en los confines del infierno.

    Unas risas....

    saludos,

    Xavier

    Tengo en marcha nuevos poyectos, si puedes pasaté
    http://xavierblanco2.blogspot.com

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  3. Magnifico, hay que replantearse absolutamente todo cuanto nos han mostrado y enseñado. Buena lección para todos aquellos creedores.

    Abrazo

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  4. Hola Nicolás. Este micro lo escribí inspirándome en el armario del hotel (el de la foto). Me imaginé todo un mundo en su interior. Aunque no excento de peligros. Un saludo.

    Muy interesante tu nuevo blog, Xavier. Enhorabuena. Un abrazo.

    Hola Ramón María. Hay que mirar siempre más allá y estar abiertos a otras realidades. Un abrazo.

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  5. La presa ¿será el odiado padrastro? este final abierto me deja con muchos interrogantes.

    Besos

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  6. Alcanzar un punto tan lejano que no sea ya posible la vuelta es como no haber llegado a ninguna parte. Es lo que le sucede al cazador que, tratando de capturar su presa que huye a través del bosque, pierde de vista el mundo o al buzo que se sumerge tan profundamente en el océano que luego no tiene aire suficiente para ascender a la superficie. Platón comprendió esto muy bien cuando impuso al evadido de la caverna la penosa obligación de retornar a ella. Parece que no basta con andar el camino para descubrir una nueva vida, hay además que tocar fondo, es decir, saber a dónde se ha llegado: Lo que distingue el caminar sin rumbo, fruto del azar, del auténtico descubrimiento, el refugio pasajero, del lugar seguro cuando uno se ha perdido...

    Un beso, Sara.

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  7. Él era la presa escondida en el armario, hasta que decidió convertirse en cazador. Entonces los roles se invierten y el odiado padrastro pasa a ser la presa...

    Gracias por tu comentario, Elysa. El final da para diferentes interpretaciones.
    Un abrazo.

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  8. Siempre hay un momento del viaje en que se alcanza el punto de no retorno, Amigo mortal.
    Tus comentarios, como siempre, profundos y llenos de significado.

    Otro beso para ti.

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  9. Sara, un relato con mucha imaginación e ingenio, me gusta como lo defines.
    Creo que lo que más me ha gustado es la magia que sentí mientras lo leía... eso sólo me sucede con los buenos escritores.
    Un beso enorme.
    Humberto.

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  10. Gracias, Humberto. Magia es lo que tiene el nuevo blog qué habéis creado.
    Un abrazo.

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  11. Hola Sara. Me tienes que perdonar porque, aunque he entrado algunas veces en tu blog, esta es la primera vez que participo. Yo no tengo blog ni soy muy activo en estos temas. Solo entraba en Relatarium prácticamente. Ahora trataré de colaborar más en vuestros blogs.
    Como siempre, y te lo he dicho muchas veces, eres muy original en tus micros. Habré leído decenas o, quizá, cientos de ellos y siempre he encontrado una sorpresa. Como en este, una especia de Historias de Narnia donde, de repente, aparece la transformación de la presa en cazador. No es fácil pero, a veces, se da, y produce no poca alegría, como en este caso.

    Aprovecho, ahora que veo que vuelves de vacaciones, para preguntarte si leíste mi novela y qué sensaciones te han quedado de ella. Me gustaría mucho recibir tus comentarios, Sara, como gran escritora que te considero. Un abrazo

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  12. Gracias, Gabriel (o Francisco) por tu visita y tu amable comentario. En estos días te escribo a tu e-mail mis impresiones sobre tu magnífica novela (ya ves que me ha gustado).
    Un fuerte abrazo.

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