Orli juega
con el diminuto charco de agua formado por el contacto de sus pies descalzos
sobre la nieve, y así va derritiendo el tiempo, que se le antoja eterno en
soledad. No entiende por qué sus padres le prohíben acercarse a los demás niños
y lo mantienen apartado, encerrado tras las vallas que rodean su casa; él no se
siente diferente, aunque le repitan incansablemente que es un ser especial. Una
voz conocida grita su nombre y Orli se incorpora de un salto. Se seca
rápidamente con sus manos cálidas los pantalones mojados, y corre presuroso
hacia su madre.
Nada hace
suponer que en ese mundo oscuro y frío, vigilado por la mirada de
dos pérfidas lunas, pueda existir un pequeño hogar que se atreva a atesorar el
sol.
Queridos amigos: estaré ausente hasta el martes. Buen fin de semana para todos.
En este momento no tengo la impresión de estar viendo un mundo de hielo sino la propia hoguera de la vida...
ResponderEliminarUn beso, Sara.
Me gusta! tú eras la que me decía que muy personales los dibujos...
ResponderEliminar:)
Besos!
Impresionante como siempre. Felicidades Sara.
ResponderEliminarSara, muy buena narración e hilada de un mundo fantástico creado quizás por el niño. La ilustración de diez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bien narrado. Un micro muy personal con un final que se presta a cavilar.
ResponderEliminarBesos, Sara.
Precioso Sara tiene una luz especial.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Lo vi de cerca.
ResponderEliminarLa Boca del Ello
.
ResponderEliminarTINTA HÚMEDA
Viene tu aroma,
deja sobre mi rostro
un velo agridulce pegajoso
insolente
Tu imagen,
sentada frente a mi,
tiene el gesto blando
de un mito develado.
Dices que el amor
es un manjar que se fermenta,
quizás tengas razón.
¿Quién nos programó esta cita?
Anuar Bolaños.
.
Bellísimo Sara, ese niño podía ser el mismo sol. Ese mundo vigilado por dos lunas se me antoja muy oscuro y me da repelús. Tu dibujo, maravilloso. Un beso.
ResponderEliminarAmigo mortal: Yo creo que todos atesoramos el Sol en nuestro interior: la luz que aparta a la oscuridad que nos ronda y el calor que hace derretir los más álgidos corazones. Un beso.
ResponderEliminarJuanlu: Es bueno eso de dejar fluir el pincel para que el personaje se de luz a sí mismo... Un abrazo.
Hola Nuria. ¡Qué alegría verte! Gracias. Un fuerte abrazo.
Nicolás: Es un mundo imaginario, pero que tiene mucho de real. ¿Qué niño no fantasea con un mundo así y qué padre no cree que en su hogar atesora el sol?
Torcuato. Es final es casi el principio de un cuento más largo. Algún día continuaré la historia...
Gracias Rosa. Un beso.
Hola Anónimo. Me alegra que hayas podido verlo. Aunque él no lo crea, es un ser especial. Un saludo.
Hola Anuar, bienvenido. Bello poema, gracias por darme la oportunidad de leerte. Me he pasado por tu blog y he de decirte que me encanta como escribes. Un saludo.
Hola Mar. Se me ha colado tu comentario mientras escribía.
ResponderEliminarYa ves, hasta en el mundo más oscuro y tétrico existe un germen de luz, un pequeño sol.
Besos.
Un rayo de luz en medio de tanta oscuridad... Aún hay esperanza.
ResponderEliminarMicro e ilustración fantáscicos.
Besos, Sara.
Me encanta que el hielo se derrita al contacto con sus pies. Si lo dejaran libre, ¿no provocaría el deshielo?
ResponderEliminarCálidos el relato y la ilustración.
Ana
Parece un texto muy dulce e inofensivo pero se te agarra al pecho. Un poco triste, o tal vez soy yo. Muy bueno, en todo caso, Sara.
ResponderEliminarLlego aquí andando despacito y me encuntro con un relato de corte fantástico que me ha gustado, igual que la ilustración.
ResponderEliminarCereo que vamos a ser compañeras de batallón.
Un abrazo
Gracias, MJ. Es verdad, siempre hay un resquicio de luz. Un beso.
ResponderEliminarHola Ana. Su libertad seguramente traería calidez a ese mundo. Un abrazo.
Montse: Es verdad que el relato tiene un trasfondo de tristeza. Es una historia apta para continuarla. Como tus relatos sobre Vera y los aprendices de mago. Me acordé de ti mientras lo escribía. Un abrazo.
Hola Elena. Gracias por la visita. Es verdad que somos compañeras de batallón. Vamos a ver a dónde nos lleva esa historia! Un beso.