sábado, 8 de octubre de 2011

El castigo


Recuerdo como si fuese hoy aquellas palabras de Jacinto:  
“¿Por qué me mira así, Don Paco? No fui yo el que apedreó su ventana, yo solo pasaba por aquí. No obstante, he visto un chico salir corriendo hacia ese callejón. Ahora que lo pienso, se parecía mucho a usted. ¿No habrá sido su hijo, verdad? El muy pillo. No se preocupe, ya volverá. Aunque si lo espera con ese palo en la mano, dudo que se acerque por aquí. Vamos, son cosas de niños".
Si le hubiese hecho caso…  El chico regresó al caer el sol y le di tal paliza, que se me volvió a escapar. Esta vez, para siempre.



11 comentarios:

  1. Sara, que duro el final. No creo que guiar a un hijo por el buen camino se deba hacer a base de palos. Su castigo ahora será arrepentirse toda la vida.
    Me gustó. Un abrazo.

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  2. Cuándo acabaremos de entender los padres que corregir, enseñar, no es castigar?

    Me preocupa qué será de la vida de ese niño, un hombre ahora.

    Abrazos!

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  3. Duro final el de este micro, Sara. Nunca entenderé el maltrato co,mo forma de educar, bueno ni de ninguna manera.

    Besitos

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  4. Los palos solo enseñan a dar palos.
    Muy duro Sara.

    Besos desde el aire

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  5. Sencillo, duro y directo como era el trato hace muchos años. Ahora, los hijos de aquellos tiempos caemos en la educción inversa. Y tampoco es que esté saliendo una generación fantástica, dicen.
    Me ha hecho pensar en el Lazarillo.
    Besos.

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  6. El castigo físico no lleva a nada, pero pienso, como Susana, que el extremo contrario tampoco está dando resultado. Un poco de autoridad acompañada de mucho cariño es lo que yo aplico a mis hijas (dos jinetes del apocalipsis por cierto) aunque no sé yo, no sé yo... Hay límites que no se deben nunca traspasar, yo no quiero ser su amiga, quiero ser su madre. Un beso.

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  7. Nicolás: Su castigo, como tú dices, es arrepentirse, y más cuando llegan esos años de añoranzas, de vejez y soledad.

    Patricia: Yo supongo que esa habrá sido la preocupación de ese padre, después de tomar consciencia de su error.

    Elysa: Desde luego que con los castigos severos y el maltrato no se educa.

    Rosa: Los niños aprenden lo mejor y lo peor de sus padres, y se convierten de alguna manera en su reflejo.

    Susana: Interesante reflexión. Hemos pasado de un extremo al otro. Ahora los mimamos tanto, les facilitamos tanto la vida que no llegan a aprender el verdadero valor de las cosas.

    Abrazos fuertes!!

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  8. Mal asunto: castigo que espanta, el mal estanca.
    Un saludo.

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  9. Hola Rublo. No conocía ese dicho. Muy certero.
    Un saludo.

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  10. "La letra con sangre entra" era un refrán de la época y no había lugar a quejas. Seguro que muchos jóvenes se fueron de su casa para nunca volver, cansados de tanto golpe.
    Tu relato es un reflejo perfecto de una educación salvaje en una España salvaje.
    Besos

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  11. Uff... Pensar que se le pueda ir así la situación a un adulto de las manos... el niño tal vez sólo quería disculparse.

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