Vagando por el desierto
desperté esta mañana
dando tumbos, perdido,
sonámbulo, sin ganas;
añorando un paraíso,
verde follaje, agua
y unos brazos suaves
que acaricien mi espalda;
deliciosos manjares,
jarras de vino, sedas,
desperté esta mañana
dando tumbos, perdido,
sonámbulo, sin ganas;
añorando un paraíso,
verde follaje, agua
y unos brazos suaves
que acaricien mi espalda;
deliciosos manjares,
jarras de vino, sedas,
colchones, almohadas
y su compañía
para acabar la velada.
Sin embargo estoy aquí,
arrastrando mis pies
en esta arena apilada,
pequeñas dunas sedientas
tan secas como mi garganta.
No desisto.
Paso a paso voy llegando
a aquella difusa montaña
que la niebla quiere ocultar
para minar mi esperanza.
Extenuado caigo al suelo
entre arbustos y matas,
negros insectos, huesos
y duras piedras que me aplastan.
y su compañía
para acabar la velada.
Sin embargo estoy aquí,
arrastrando mis pies
en esta arena apilada,
pequeñas dunas sedientas
tan secas como mi garganta.
No desisto.
Paso a paso voy llegando
a aquella difusa montaña
que la niebla quiere ocultar
para minar mi esperanza.
Extenuado caigo al suelo
entre arbustos y matas,
negros insectos, huesos
y duras piedras que me aplastan.
Despierto en el paraíso
pero no veo manjares, sedas,
nada,
nada más que luz
la luz de su mirada
antigua, conocida,
colmadamente sabia.
Entonces oigo pronunciar mi nombre
en labios de mi amada.
¡Por fin en casa!
–exclamo–
¡Por fin en casa!
Sara, caminar por el desierto y esperar el paraíso es el sino de muchas personas. Quizás no comparta la idea que sólo con la muerte se encuentra uno en él. Pero me ha gustado mucho como has unido espacios y amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando yo veo tus escritos,
ResponderEliminartus versos y tus dibujos,
el alma se me extasía:
¡Con tu escritura disfruto!
Tienes un saber decir
en tus versos y en tu prosa,
que erradicas las tristezas...,
¡tus versos son otra cosa!
Te leo porque me gustan
tus poemas y tus dibujos;
te leo mañanas y tardes;
lo hago porque disfruto.
Un poema!!!!!!!!!
ResponderEliminarEsto es una sorpresa. Y agradable.
¡Vaya, Sara! también poetisa, ¡que sorpresa! aunque no sé porque me extraño...
ResponderEliminarBesitos
Excelentes tus versos Sara.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Nicolás: Es verdad que el paraíso también está aquí y ahora, en nuestro diario caminar. Pero para el pobre personaje de este poema, el paraíso estaba allí donde estuviese su amada.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Alfonsotetuan: ¡Qué bello! Me ha encantado tu poema. Gracias. Un saludo.
Montse: Es que ayer eliminé mi primer blog (anterior a este) porque llevaba un año sin actualizarlo, así que rescaté de él este poema.
Un beso.
Elysa: Bueno, lo de poetisa me queda grande. Esta poesía es apenas un intento que publico con muchísima modestia :)
Abrazos.
Gracias, Rosa. Un beso.
B E L L Í S I M O!!!!!!
ResponderEliminar¡Menuda sorpresa!
ResponderEliminarBello poema, Sara.
Un abrazo.
Sara, eres como una navajita suiza, nos publicas un texto en La Esfera, el primer capítulo de cienmanos, y hoy rizando el rizo nos regalas esta poesía. Y ese dibujo, con el desierto convertido, nunca mejor di(bujado)cho en un mar de arena.
ResponderEliminarLo tienes todo...
Un abrazo
Qué bien te manejas también con los poemas. Precioso. Un beso.
ResponderEliminarSuscribo lo que ya te han dicho, me admira tu polivalencia. Además se me antoja que el poema es tan limpio de líneas como tus dibujos. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarAbrazos.
Sorpresa por tu poema, qué bien! :-)
ResponderEliminarToda la vida persiguiendo algo que nos falta, ¿también después de la muerte? ¿bastará la luz, todo espíritu, de una mirada?. En todo caso, ese estado de ansiedad se acompaña de belleza.
Besos, Sara