Todo da vueltas. O tal vez
soy yo la que gira sin cesar cual derviche poseído por la música del silencio.
La soledad es tan gratificante cuando baila conmigo... Esa alegría muda se
apodera de mis labios, que esbozan una sonrisa. El sol se cuela por la ventana
de mis ojos, provocando destellos de luz que iluminan la habitación y mi alma.
Todo recupera su sitio y yo el mío, frente al teclado. Ya estoy preparada para
escribir.
Recreas extraordinariamente bien el ambiente previo al acto de escribir: A solas, una mañana de sol y un montón de ideas bailando dentro de la cabeza...
ResponderEliminarLa ilustración, divina.
Besitos, Sara.
Esa ilustración es magnifica, Sara y me gusta como has contado ese momento. Creo que lo has reflejado muy bien.
ResponderEliminarBesitos
¿Soy el único que ha visto a una musa entrar por la ventana de este microrrelato bailando con todo lo que encuentra?
ResponderEliminarUn beso.
Qué forma más maravillosa de preparse para escribir. Nunca la musa fue descrita de forma más bonita. Pásame la fórmula que por lo que veo te va muy bien. Un beso.
ResponderEliminarExacto, MJ. Una mañana de sol, sola en casa y a punto de ponerme a escribir...
ResponderEliminarElysa: Casualmente ese momento "especial" suele venir después de una "catarsis"; la relajación que sobreviene después una intensa actividad o movimiento (por eso me acordé de los derviches).
CDG: Es que a las musas les encanta bailar :-)
Mar: Yo creo que las musas tienen a aparecer cuando nuestros sentimientos son intensos (de dolor o de disfrute).
Abrazos fuertes, y gracias por vuestros comentarios.
Mis musas no son ni de lejos tan sugerentes y bailarinas como las tuyas. Voy a empezar a pensar qué puedo hacer para que lo sean.
ResponderEliminarMe gusta más
Hola Sara! Hay todo un proceso interior previo a disponerse a escribir, y tu relato lo describe tan bien. Las ideas revoloteando, a veces parece que se nos escapan que no podemos concretarlas, darles forma. De pronto ahí está!, y sí, la alegría se apodera de uno y todo se acomoda de una manera.
ResponderEliminarLa ilustración está genial.
Un beso!!
Sara, sólo tu puedes describir esa musa, porque es la tuya, la que consigue siempre hilvanar las palabras con ese compás que resuena a música celestial, a un bello canto gregoriano que nos aquieta y nos calma. Y esas ilustraciones que se mueven al unísono con las palabras, se acompasan como un coro de voces infantiles que suenan como si se tratara de una coral de regordetes querubines.
ResponderEliminarUna abrazo
Luisa: Cada cual tienes sus musas. La mía no siempre es así, la mayoría de las veces surge entre los barullos y juegos de mi hijo de cuatro años.
ResponderEliminarAna: La ilustración es un simple torbellino, como a veces lo es la inspiración.
Xavier: Ya me estaba imaginando ese coro de regordetes querubines jaja! Bello tu comentario, gracias.
Abrazos fuertes.
Si tuviera que escoger fragmentos de este texto, creo que dejaría el hueco totalmente vacío. No tiene desperdicio, me parece magistral. Bueno, si fuese posible dejarte vacío algún espacio de tu personal "papel en blanco", bastarían sólo unos pocos minutos para que apareciera otra estupenda pareja microrrelato/ilustración.
ResponderEliminarUn abrazo y besos para mi amiga Sara.
Sara, querida, ¿tú sabes del frío de mi ciudad y de la poca luz que nos acompaña durante casi siete meses seguidos?. Creo que me voy a trasladar a tu alcoba de tu escritura para que ese sol que describes caliente mis frías manos al teclear.
ResponderEliminarGracias por todo lo que compartes,
es precioso.
¡Qué suerte tener la facultad de atraer a las musas! Las mías siempre aparecen en el momento más inoportuno: sin papel, sin boli, conduciendo, en el pasillo de los yogures del Carrefour...
ResponderEliminarLuis, como bien sabes, las "musas" van y vienen. Hoy es uno de esos días en que las echo de menos; por mucho que baile no aparecen :-)
ResponderEliminarBesos.
Laura: Aquí hoy también el cielo está gris y no para de llover. Aunque por suerte, aquí son solo unos días al año...
Un beso.
Alberto: ...y te repites una y otra vez las frases, la idea, las palabras hasta que llegas a casa y por fin buscas un papel... pero ya no es lo mismo, no suena igual y la mitad del texto se ha perdido en el camino. A mí también me pasa :-)
Un abrazo.
Realmente es todo un rito. El rito de la escritura, sentir que ese momento es tuyo, que es casi tan intimo y solitario como ir al baño. Ahí frente a frente, tú y toda la vida para describirla.
ResponderEliminarUn abrazo, Sara.
Es tan importante la atmósfera... cada un@ necesitamos crearnos una, para poder fluir bien y sacar así (como la musa-protagonista de la ilustración, bailando, girando suave) lo que llevamos dentro y queremos fusionar con el mundo exterior.
ResponderEliminarBesos