Ella aguardó en vano toda su vida la
llegada del príncipe azul; hasta que un día, cuando su reflejo en el agua era
el malogrado rostro de la vejez, decidió tomar la iniciativa y hacer realidad
sus sueños. Se acercó expectante a la charca, tomó entre sus manos la más
hermosa de las ranas, y la besó.
Esta bella foto es obra de David Lew.
Como no podía ser de otra manera, le dedico este microrrelato a Puck.
¡Qué cuento más chulo!
ResponderEliminarMe encantaría ver la cara del príncipe ¡jaja!
Seguro que la foto fue la fuente de inspiración del cuento y no al revés.
Un besazo, Sara.
No sé, no sé. La monarquía nada más que sirve para sustos.
ResponderEliminarBlogsaludos
También yo conozco a la ranita que estará encantada con este precioso micro!!!
ResponderEliminarBesos a ambas.
MJ: A mi también me gustaría ver la cara de ese príncipe, y si es en realidad azul ;-)
ResponderEliminarEs verdad, ha sido la foto la que me ha inspirado el cuento!
Un beso.
Adivín: Para sustos, el que se dará el príncipe!
Un abrazo.
Confieso que he llegado hasta aqui atraido por el titulo tan sugerente del blog. Al leer el contenido he sabido que mi decisión de venir hasta aqui había sido la correcta.
ResponderEliminarNo es nada fácil hacer lo que tu logras. Me gusta el blog, lo guardo en favoritos, y volveré por aqui a ver mas microrelatos!!
Un saludo!! Suerte en los premios!
Xipo "En el mundo perdido" - Participante en la categoría de "viajes"
Esta rana va a la charca de cabeza, seguro, en cuanto Puck la lea, jejeje.
ResponderEliminarBesos desde el aire a ambas.
Quien sabe lo que puede surgir entre ellos jeje.
ResponderEliminarUn abrazo
Igual la ranita era tan anciana como el reflejo del agua, y juntos quemaron los últimos retazos del amor. ¡Quién sabe!.
ResponderEliminarPreciosa dedicatoria y cuento para Puck.
Preciosa la foto también, aunque las ranas y los sapos no están entre mis animales favoritos de compañía.
Un abrazote.
Ojalá eso fuera posible, verdad? :)))
ResponderEliminarBesazos enormes
Qué triste. Es un cuento tristísimo. Es como rendirse a la última oportunidad a tontas y a ciegas, porque casi nunca es seguro que se convierta en principe. Pobre anciana cuando después de besarlo tenga que devolverlo a la charca deseando que nadie la haya visto besar un batracio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que se convirtiera en Príncipe y alegrara la vejez de la pobre mujer. Igual también se convirtió en un viejete apuesto todavía, que quien tuvo retuvo. No podía tener otra dedicatoria que de la de Puck. A la charca, seguro. Un beso Sara.
ResponderEliminarPatricia: Gracias! Una ranita más para su charca! Besos.
ResponderEliminarHola Xipo. Bienvenido. Me alegra que te haya gustado mi blog. El tuyo me ha encantado! Te dejo mis cinco estrellas, lástima que ya he votado en esa categoría. Te deseo suerte, tienes todas las de ganar. Un abrazo.
Rosa: En la charca, ahí es donde las ranas tienen que estar.
Ximo: Lo que pueda surgir es todo un misterio..
Laura: Envejecer juntos, sí, eso sería lo mejor...
Yo no sé si podría coger una rana entre mis manos... Esa bella mano que sujeta la rana es de mi tía, que adora tanto los animales que no me extrañaría que le hubiese dado un beso :-)
Dani: Ojalá... Nunca es tarde para intentar realizar los sueños!
Miguel Ángel: Eso sentí cuando escribí el cuento. Sí que es triste, porque al final, en este mundo real, la rana es solo eso, un batracio más de la charca y nosotros los que imaginamos otra cosa cuando damos el beso..
Mar: Es verdad que la dedicatoria no podía ser para otra persona. Desde que conozco a Puck, cuando veo una rana pienso en ella..
Sara es un placer haber llegado a tu rincón.
ResponderEliminarMe ha encantado este microrelato, así como la fotografía con el que lo complementas.
Te deseo mucha suerte y éxitos.
Un cordial saludo.
Ramón
hay momentos en la vida en que hay que tomar decisiones drásticas.
ResponderEliminarEspero que le saliera bien.
Un abrazo
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
ResponderEliminarme pregunto que pasó. ¿Era el batracio príncipe o solo rana? Y aún más allá, ¿Que sería mejor para la triste ancianita? Si el beso dejaba tal cual a la pasmada rana la esperanza desaparece, pero si tiene éxito... ¿no se maldeciría a si misma cien veces por no haber tomado la iniciativa mucho antes?
ResponderEliminarGracias Sara, me encantan los micros que me llevan más allá, que me hacen preguntarme que pasaría.
un abrazo.
Me gusta mucho esa vuelta de tuerca en el negocio de besar sapos. Excelente microrrelato. Te felicito.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu blog, lo descubrí gracias al concurso de 20Blogs. Voy a seguir paseándome un poco por aquí.
Saludos!!
Hola ANRAFERA. Gracias por pasarte por aquí. Me alegra que te guste mi rincón. También te deseo suerte. Y enhorabuena por tu página!
ResponderEliminarUn abrazo.
Elena: Mas allá del resultado, por lo menos se animó a intentarlo...
Hola David. Gracias por la visita. Feliz 2012 para ti también. Un saludo.
Fernando: He dejado el final abierto porque así pasa con nuestros sueños e ilusiones, siempre latentes, siempre a punto de ocurrir; e incluso si se realizan, nunca se ajustan a nuestras expectativas y volvemos a soñar otro final.
Hola Ana Laura. Gracias por tu comentario. Me alegra mucho tu visita. Suerte en los premios y enhorabuena por tu blog. Un saludo.
Graciaaaaaaassssssss!!!!!!! el micro me encanta y con foto y todo. Genial... a la chaaarcaaaa jeje
ResponderEliminarcroak, croak
Puck: Es que tu charca es un reino... está llena de príncipes!! Habrá que pasarse por allí y repartir besos :-)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
croak, croak.... ya está en la charca jeje
ResponderEliminarhttp://charcaderanas.blogspot.com/2012/01/en-el-pais-de-los-tiempos-perdidos-sara.html
Saludillos