Me persiguen. Ya identifiqué las salidas, descifré las contraseñas y
diseñé las tácticas más adecuadas para la huida. Pero mi mente siempre corre
más rápido que mis piernas. Y no me alcanzo.
:)) Creo que a tod@s nos ha pasado algo parecido en algun momento de nuestra vida. En mi caso, no por una mente ágil y rápida, sino por un cuerpo demasiado lento. Un beso Sara
Una huida francamente desesperante, en la que la mente vuela más deprisa que el cuerpo. Si existiera la traslación cibernética, esta pesadilla sería un cuento de abuelitas a la luz de la hoguera.
A muchos nos pasa lo de no poder alcanzar a nuestra mente, con nuestras acciones. O pensar más rápido la historia de lo que nuestros dedos sean capaces de teclearla.
Gracias por vuestros comentarios, y disculpad que no os respondo uno a uno como siempre, pero se me ha roto el ordenador y este me lo han prestado por un ratito :-) Abrazos para todos.
Hola, Entintades. Qué alegría verte por aquí. Con nuestra mente siempre llegamos primero, el problema es que tardamos en darnos cuenta de que no nos hemos movido nunca de nuestro lugar... Besos.
:)) Creo que a tod@s nos ha pasado algo parecido en algun momento de nuestra vida. En mi caso, no por una mente ágil y rápida, sino por un cuerpo demasiado lento.
ResponderEliminarUn beso Sara
Ay, que soy yo.
ResponderEliminarAy, esa manía de conjurar los espejos contra aquel reflejo que nos observa.
ResponderEliminarQue hondos de angustia pueden llegar a ser esos momentos donde somos los perseguidores, huyendo.
La mente siempre es más veloz.
Abrazos.
Típica pesadilla en la que nos desesperamos por escapar y nuestras piernas parecen de cemento.
ResponderEliminar¡Abrazo!
Querida Sara:
ResponderEliminarEl dolor es un misterio universal e inevitable que sobrecoge y desconcierta al ser humano...
Una huida francamente desesperante, en la que la mente vuela más deprisa que el cuerpo. Si existiera la traslación cibernética, esta pesadilla sería un cuento de abuelitas a la luz de la hoguera.
ResponderEliminarBesos Sara.
Y puede ser algo desesperante, sí. Lo has contado muy bien.
ResponderEliminarBesitos
Eso es lo que me pasa a mí. Es lo que tiene ser torpe de cuerpo.
ResponderEliminarAbrazos, Sara.
A muchos nos pasa lo de no poder alcanzar a nuestra mente, con nuestras acciones. O pensar más rápido la historia de lo que nuestros dedos sean capaces de teclearla.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, y disculpad que no os respondo uno a uno como siempre, pero se me ha roto el ordenador y este me lo han prestado por un ratito :-)
Abrazos para todos.
Así vamos siempre con la mente por delante, muchas veces demasiado deprisa, la ansia nos come. Me ha gustado. Hasta pronto!
ResponderEliminarHola, Entintades. Qué alegría verte por aquí.
EliminarCon nuestra mente siempre llegamos primero, el problema es que tardamos en darnos cuenta de que no nos hemos movido nunca de nuestro lugar...
Besos.
Pues volemos con la mente, que es mucho más interesante que estar aferrado a un cuerpo.
ResponderEliminar