Acabé por eliminarla cuando confesó, ya no me servía. Sin
embargo, después de dedicar un par de días a confirmar sus declaraciones,
concluí que mintió porque no soportaba más las torturas. Necesitaba saber por
qué me seguía y qué ocultaba, así que regresé al bosque y desenterré su cuerpo
deteriorado. Desplegué sus párpados, la miré a los ojos y se lo pregunté
delicadamente, como debí haberlo hecho antes, pero nada, no respondió. Entonces
decidí hurgar en sus ropas para hallar alguna pista —reconozco
que se me había pasado hacerlo cuando aún estaba viva— y encontré un papelito con una
dirección. Me dirigí presuroso hasta allí y llegué a mi casa. Al advertir un
ciclomotor rojo estacionado en la puerta recordé que ella también vestía de ese
color. Fue al entrar y ver su gorra tirada en el suelo cuando comprendí, no sin
espanto, lo que había pasado. Sobre la mesa del salón estaba la pizza que ella
había traído y a su lado, las pastillas para la esquizofrenia que yo había
olvidado tomar.
JAJAJAJA, pero qué bueno, Sara, qué bueno!!!!
ResponderEliminarDe verdad, ah, jajajaja, menuda metedura!!! Oye, por qué no buscas que te patrocinen un corto? Me he reído un rato, y otro que pensaré, pero qué bueno, Sara, qué bueno...
Abrazos, jajajajaj
Podría ser un buen argumento para un corto, sí. Cine negro y a la vez surrealista. ¿Quién se anima a patrocinar? jaja. Me alegro que te haya hecho reír.
EliminarUn abrazo.
Ainsss. Menos mal que a mi las voces me cuidan y me dicen que no haga nada malo.
ResponderEliminarMuy bueno, me gustó mucho.
Qué bien cuando las voces son inofensivas y calladas :-)
EliminarUn abrazo.
JAJAJA... Este es muy bueno.
ResponderEliminarComo Pedro por su casa....así te mueves por el micro.
Un abrazo..
Me gustan las distancias cortas, aunque no te creas que las recorro rápido, no; voy y vuelvo muchas veces hasta que acabo :-)
EliminarGracias, Rosy. Un beso.
Es buenísimo Sara, ¡menudo embrollo por las pastillas!, y vaya metedura de pata.
ResponderEliminar"Desplegar los párpados" ¡bonita expresión!.
Un besote.
Si es que llevar pizzas puede ser un trabajo de riesgo...
EliminarY qué pena que tuvo que desplegar sus párpados ya cerrados para preguntarle con delicadeza.
Un abrazo.
Qué engañadora!!!
ResponderEliminarY lo de preguntar a la muerta con educación, qué detalle.
Lo he leído el lunes, genial empezar así la semana
Parece que tuvo un ataque de lucidez (o no).
EliminarGracias, Luisa. Un abrazo.
¡Espectacular! Disfrutadísimo...
ResponderEliminarSaludos.
:D Realmente espectacular. Me ha encantado, con ese final tan inesperado.
ResponderEliminarUn besote
Entre la ilustraciónb y la historia que cuenta tu micro, como que pone un poco los pelos de punta. ¡Vaya efecto tiene el no tomar la pastillas! sobre todo para la pobre repartidora de pizzas.
ResponderEliminarBesitos