Acuclilladas laboriosamente a sus pies, las
costureras cuchichean entre ellas mientras le arreglan los bajos del vestido.
Comentan despreocupadas cómo el rey la engaña con cualquier falda que se
aviente a su paso, y añaden, entre risas cómplices, que razones no le faltan al
monarca con semejante espantajo de esposa. La reina las observa, inmutable.
Cuando su traje luce al fin prolijamente acabado, llama mediante señas a los
guardias y, con gesto afásico, sentencia a las insolentes llevándose la mano
recta al cuello a modo de sierra.
Parece que la reina era afásica, pero no sorda. Una historia original donde los adjetivos están muy bien colocados (y escogidos). Me ha gustado, Sara.
ResponderEliminarUn beso.
Era afásica, y quizás sorda también. Hay muchas formas de percibir la realidad. Y los adjetivos, a mi entender, son muy importantes si son los justos.
EliminarGracias, Fran.
Un abrazo.
¡Qué bueno! Una prosa concisa y eficaz para retratar lo que es la ignorancia de los trastornos... en aquellos tiempos, y en los actuales, probablemente.
ResponderEliminarAbrazos
Sigue habiendo desconocimiento sobre estos temas.
EliminarGracias Susana por tu visita.
Un abrazo.
Glup! muy bueno Sara, a veces la gente piensa que los sordos, ciegos, mudos no están, cuánto se equivocan!!!
ResponderEliminarUn besazo!
Están, y más presentes y conscientes que nosotros, con todos sus sentidos en alerta.
EliminarUn abrazo, Juanlu.
Me gustó mucho el dibujo de la reina (y no lo digo por temor a que ordene me decapiten). Otro punto más. El relato me pareció maravilloso. Demuestra sutilmente, que existe un lenguaje corporal que no necesita oírse para entenderse. Además, la reina con mucha dignidad, aguardó con tranquilidad que las irrespetuosas terminen su labor para aplicarles el castigo (pragmatismo puro).
ResponderEliminar¡Saludos!
Me alegra que te haya gustado el dibujo (la reina también). Y, como dices, aún sin oír es fácil percibir en las personas -por gestos, miradas, por la energía que transmiten- sus intenciones.
EliminarUn saludo.
¡Ah! y me gusta la presentación de tu perfil :-)
Creo que consigues un relato muy equilibrado, tanto en la atención que dispensas por un lado a las costureras y por el otro a la reina, como por la descripción igualmente promediada del lenguaje verbal y no verbal. Tus personajes aparecen igualmente contrastados: del comadreo de las doncellas a la soledad regia, que pone de manifiesto la escasa distancia que hay entre lo que tiene gracia y lo que no tiene perdón. He disfrutado de la historia, Sara. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Pedro por ese análisis tan completo del relato.
EliminarSi ya es de buen tino la mesura en las palabras, más lo es en presencia de una reina, o de alguien con suficiente poder para vengarse así, de inmediato.
Un abrazo.
Las veía muy valientes a esas costureras y estaban sorprendida de la aparente pasividad de la reina.
ResponderEliminarAhora, visto lo visto, qué tenga cuidado el rey no sea que tenga un disgusto.
Es verdad Luisa. Si tiene a los guardias de su parte... solo es mandar :-)
EliminarUn abrazo.
Jo qué finales. Vengo del otro y no aprendo, !!!siempre me sorprendes!!!
ResponderEliminarHoy ya van tres... besos. jajajajaj
Hola, Rosy. Mis finales no suelen ser meditados, surgen como una continuación natural del texto, y a veces hasta me sorprenden a mí :-)
EliminarUn abrazo.
A veces no hacen falta palabras.... o es mejor guardárselas.
ResponderEliminarEs así, Cybrghost. Hay que ser comedidos con las palabras, y guardarlas si no hay en ellas buenas intenciones y harán daño al ser expresadas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se tiende a pensar que todo aquel que tiene una minusvalía está en desventaja en cualquier aspecto con respecto a la "gente normal". Realmente el gran esfuerzo por compensar esos aspectos, en la mayor parte de las veces produce desarrollar cualidades sobrenormales que nos dejan por debajo de su normalidad.
ResponderEliminarEn este caso, la reina usó el "piensa mal y acertarás".
Me gustó tu micro, y tu dibujo genial.
Saludos
En este relato coses de manera precisa la imagen, la escena y el lenguaje. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo Sara.
Un micro muy bien medido, Sara, en el que hilvanas la historia dejando que se vean las puntadas justas, esas que en la relectura nos hacen ver que no nos ocultabas nada.
ResponderEliminarMis aplausos.
Un abrazo,
Jó Sara, este micro con un par de alfileres, te hubiese servido perfecto para el tema del REC semanal ¿no se te había ocurrido?.
ResponderEliminarMe ha encantado el gesto de su mano a modo de sierra, y ese adjetivo "Afásico" que has trenzado por medio.
Un abrazo Sara y un besote.
Fantástico. Me encantó.
ResponderEliminarExcelente lo tuyo, Sara. ¡Saludos!
Una historia original y muy visual con un potente final. La ilustración es fantástica.
ResponderEliminarBesitos