Como absorbido por un intenso
remolino, el hombre gira y gira en espiral por el pequeño salón chocándose
primero con las paredes, luego con las esquinas de los muebles, con los cactus
decorativos de interior, con los brazos del sofá, con la mesita baja de cristal
que se le hinca en las rodillas y con el gato que retoza en la alfombra, hasta
que desaparece tragado por el turbio agujero formado en el suelo, en el centro
de la estancia. Al parecer hace tiempo que no está al corriente en los pagos y
el Infrabanco ha procedido a su desalojo.
Iniciativa organizada por:
El tema del desahucio creo que va a ser protagonista indiscutible de esta jornada. Mi panel de blogs amigos hoy se ha convertido en una sola imagen : ¡una alambrada!.
ResponderEliminarMe gusta como lo has resuelto, original y creativo. Perfecto Sara.
Besos desde mi alambrada.
Hola Laura. Es verdad que el desahucio se ha convertido en el tema estrella de esta jornada. Aunque intenté tratarlo desde otra perspectiva :-)
EliminarUn abrazo.
Este texto quiere ser tanto de micro como de relato. Tus palabras, si no en la misma esencia, conciden con un aire de realidad actual. Atmósfera, incidentes o tema que motivan su pertenencia a esta propuesta literaria, en la que según ordena la vieja escuela clásica, el lector ha de meterse como se mete uno en el mar...
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay que zambullirse, sí. Pero también hay que tener mucho cuidado con los remolinos que nos pueden absorber.
EliminarUn abrazo, Amigo mortal.
Muy bueno el toque fantástico, Sara.
ResponderEliminarGracias, Inés. Con la fantasía parece que la realidad se tolera mejor :-)
EliminarUn abrazo.
Me ha resultado muy simpático, siempre y cuando haga caso omiso del miedo que he sentido cuando he leído Infrabanco. Quizás siendo fantástico, sea ya demasiado cierto.
ResponderEliminarUn saludo y... suerte, que falta nos hace.
Sí que da miedo que nuestras peores imaginaciones fantásticas coincidan con la realidad.
EliminarUn abrazo, Luisa. Y suerte.
Sara, no les des pistas a los bancos, pues son capaces de idear un método como este para sacarnos de nuestras casas. ¡Menudos son!
ResponderEliminarAbrazos.
Y vendrán todos los pisos con una enorme alcantarilla...
EliminarTerrorífico :-)
Un abrazo.
Muy lograda esa imagen de mandarlo todo por el desagüe Sara.
ResponderEliminarAbrazo de espino desde la almbrada.
Aunque parezca que todo se nos va por el desagüe, no es así. Nos queda la esperanza y la dignidad.
EliminarUn abrazo.
Me gusta el toque fantástico que le has dado a tu aportación aunque esa palabra: infrabanco, ha hecho que me recorra un escalofrío.
ResponderEliminarBesitos
Es que a veces esto se parece a una peli de terror...
EliminarUn beso, Elysa.
La idea produce miedo,he ido recorriendo la escena contigo y con tu relato..
ResponderEliminarEl momento alfombra me ha recordado aquella película "Esta casa es una ruina" un tanto de risa un tanto de terror.
Besicos desde mi alambrada,Sara
Ahora la ruina es de verdad...(No sé porqué se me ha escapado esto) ¡Habrá sido la indignación!
EliminarMás besicos
Ruina es una palabra que se viene con facilidad a la mente en esta situación.
EliminarUn abrazo, Cabopá.
Lo de infrabanco suena terrorrífico y más lo haría si la realidad no me diera tanto miedo ya.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Pensé que buscando lo contrario de "Infrabanco" quedaría una palabra que diera menos miedo, pero "Sobre-banco" creo que da miedo igual :-)
EliminarUn abrazo.
Qué impotencia, como un desastre Natural: buena, tremenda comparativa ser "tragado" por el remolino.
ResponderEliminarUn abrazo (tanto relato triste me va dejando lacia :(
Creo que la próxima convocatoria en abril deberíamos centrarnos en hablar sobre ideas positivas y diferentes opciones para paliar/superar la crisis. Sería más constructivo.
EliminarUn abrazo.
Sara, muy conseguida esa escena del hombre arremolinándose.
ResponderEliminarFue a partir de un sueño bastante psicodélico que escribí el micro :-)
EliminarUn abrazo, Ximens.
Sí que es el tema del día. Qué angustia! Además de desahuciado centrifugado.
ResponderEliminarSaludos
Secos, exprimidos, así se sentirán tras el desalojo.
EliminarUn saludo, Mei.
Calla, calla, que como se enteren los desahucios van por el sumidero...
ResponderEliminarMuy bien, Sara, excelente imagen, pero vamos a poner el tapón, sí?
Abrazos
Sí, rapidito el tapón, y que no caiga ninguno más...
EliminarUn abrazo.
Me gusta lo de los infrabancos, como el inframundo infernal.
ResponderEliminarBesos indignados desde el aire
Es mismo, Rosa.
EliminarUn beso.
Me encantó, Sara. Hace poco leí la noticia de un hombre al que despertó un sonido en mitad de la noche, y su habitación desapareció, con él dentro, en un gran agujero que se abrió en la tierra. Y no sé qué habrá sido de él, en todo caso, la sensación que deja atrás un desahucio debe ser algo muy similar emocionalmente a eso.
ResponderEliminarUn abrazo, en los tuyos hay que quitarse el sombrero no solo por la calidad, sino porque siempre pareces tener uno a mano. Envidiable imaginación, vas sobrada... : )
Los infrabancos, como sumideros de sueños tal vez, de tanto esfuerzo...es un tema que tratas con la sensibilidad y la imaginación bien pertrechadas, como es normal en tu estilo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Sara. Un abrazo.
Crudo, pero muy real. Me encantó, Sara.
ResponderEliminar¡Saludos!
Sobran las palabras. Me ha hecho sonreír. Dentro de poco el inframundo nos cobrará. Tiempo al tiempo...
ResponderEliminarUn abrazo.