Aunque tímido y gangoso,
Eduardo desde pequeño resultó ser un prodigio. En cambio Felipe, extrovertido y
de buen ver, nunca destacó más que por el empeño que ponía en superarse. Ambos
llevan rivalizando toda la vida: uno intenta demostrar que con el talento se
nace; el otro que el talento se hace. Hasta ahora ha sido Felipe, gracias a su
inagotable entusiasmo por aprender, quien se ha llevado la mayoría de los
premios. Por eso Eduardo ha decidido presentarse a un concurso de gangosos,
seguro de que al fin su hermano no le podrá ganar.
No cuenta con que Felipe lleva meses practicando con una pinza en la nariz.
No cuenta con que Felipe lleva meses practicando con una pinza en la nariz.
Como ambas sabemos, los dos hermanos eran tan parecidos, que rivalizaban en parecer diferentes.
ResponderEliminarMe ha hecho reír tu final de estratega.
Un abrazo.
Exacto, Albada. Y cuanto más distintos somos, mejor funcionan las relaciones :-)
EliminarUn abrazo.
Muy bueno, Sara. Triste es ver a los hermanos rivalizar entre sí, aunque tal cuestión ocurre con demasiada frecuencia en la vida diaria. Muy real...
ResponderEliminar¡Saludos!
Es una situación qué se da a menudo, aunque yo la he llevado un poco al extremo jaja.
EliminarUn abrazo, Juan.
Me parece fantástico como abordas esa rivalidad cainita que se sostiene, en tanto el hombre ( como género) siga siendo hombre.
ResponderEliminarMis aplausos, Sara.
Un abrazo.
Una rivalidad tan antigua como el inicio de los tiempos.
EliminarGracias, Pedro.
Un abrazo.
Rivalidades entre hermanos por conseguir algún premio. El extrovertido lo tiene fácil, el gangoso más dificil. Me gusta mucho cómo lo has presentado a los dos, y cómo has introducido esa pinza que dibujaste para marcar la auténtica diferencia.
ResponderEliminarUn beso Sara, me ha gustado.