Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba
todo el interior del avión. Marcelo desplegó la cortina de la ventanilla con la
intención de opacar totalmente la luz. “Fotofobia” le dijo excusándose a la
señora que se sentaba a su lado. “Claustrofobia” replicó ella, al tiempo que
inclinaba su voluminoso cuerpo sobre él para abrir la cortina y poder ver la
amplitud del cielo. Así continuaron largo rato batallando —cierro, abro; cierro; abro—; y no se quedaron ambos a gusto hasta
que se hizo de noche, y el avión se estrelló en campo abierto.
(foto propia)
Las peleas siempre terminan mal.
ResponderEliminarCariños....
Y más si las peleas son a esas alturas :-)
EliminarUn abrazo, Oriana.
Ummm!!!, que imagen, espuma, algodón, lana.....un lecho de auténtico vacío.
ResponderEliminarComo siempre, una imagen cuya inspiración es nada previsible.
Saludos
Marinela
En éste caso se cumplió el presentimiento
ResponderEliminarMuy bueno
Saludos
A veces lo malo es una ilusión, y es nuestra desmedida reacción al miedo lo que propicia el desastre.
EliminarGracias, María.
Un saludo.
Nunca se sabe qué palabras nos inspirarán las imágenes. Y viceversa :-)
ResponderEliminarUn saludo, Marinela.
Muy bueno el final. A vecs los miedos provocan los resultados. La suma de sumandos sumados quedaron, sobre un campo abierto y oscuro.
ResponderEliminarUn abrazo
Si es que no merece la pena pelear por naderías, que la muerte acecha tras cada cortina ;))
ResponderEliminarAbrazo!
Susana.
¿Realmente hacía falta estrellar el avión? Así te quedarás sin personajes secundarios enseguida.
ResponderEliminarBuen relato Sara, el único misterio por resolver es cual era la fobia del piloto...
ResponderEliminarSaludos.
Uhhh, qué final. Inesperado. Y los protagonistas que se olvidaron de dialogar (¿quizás en el Más Allá?). Saludos :)
ResponderEliminarMuy bueno, Sara. Evidentemente, la aerolínea seguía la premisa de que el cliente siembre tiene la razón y a los dos les dio el gusto... claro está, de la manera más impensada.
ResponderEliminarCariños, Mariángeles