martes, 11 de noviembre de 2014

Avaricia

Elsa puede volar. Por el momento solo lo hace con la imaginación, aunque entrena todo el día para conseguir que también su cuerpo flote en el aire.
Y va progresando. Esta mañana ha logrado que sus pies se levanten un palmo del suelo tras agitar las alas de gasa adosadas a su espalda. Tendríais que haberla visto con sus trenzas al viento, la carita oronda, los ojillos como dos ranuras de alcancía atesorando toda la felicidad del mundo. “¡Eh, ladrona, que no nos dejas nada!” le gritaba la gente mientras ella, sin dejar de sonreír, rozaba con sus manos las nubes.  




10 comentarios:

  1. Como pase por mi pueblo le ajustan cuentas, que con el ventarral que hace aterriza a la altura de la realidad.

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    1. Y, como tantos, caerá de bruces contra el suelo, esa dura realidad. Pero no, prefiero imaginarla volando y feliz.
      Un abrazo, Miguel Ángel.

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  2. Estar de nubes es lo que tiene, Sara. Estás feliz.

    Besos desde el aire

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    1. Hay días en que apetece estar allá arriba :-)
      Un abrazo, Rosa.

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  3. Sara, lo que no pueda realizar un soñador/a no lo puede alcanzar nadie.

    Me gustó ese juego entre realidad y ficción.

    Un abrazo.

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  4. El niño ya lo decía...por mucho que le decían que los seres humanos no vuelas...no dejaba de agitar sus alas. No le convencían de que no podía volar... porque él colaba!

    Un abrazo

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    1. ¿Quiénes somos los adultos para decirles que no? Tienen el derecho de acaparar toda la alegría, a volar con la imaginación y las ganas.
      Un abrazo, Albada.

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  5. muy lindo blog lo disfrute mucho, felicidades

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