Sucedió un día gris, de esos que te dejan hundido. El hombre se encontraba justo en ese pozo cuando una bella dama le lanzó una cuerda y lo ayudó a salir. Al llegar a la superficie ella ya no estaba, en cambio lo esperaban un par de bandidos que le robaron todo lo que llevaba encima, dejándolo desnudo en un paraje desolador. Caminó sin rumbo durante horas hasta que cayó desfallecido. Pensó que ya nada peor podría sucederle, pero entonces llegó un ave gigante que le clavó sus enormes garras sobre la espalda, y se lo llevó volando. Cuando más tarde despertó, supuso que todo había sido un sueño, hasta que reparó en que su mullido colchón de ramas era un nido.
¡Cáspitas, Sara. Menudo pajarraco! No lo imaginaba tan grande. No obstante, me da buenas vibraciones. Su pico, cerrado, parece incluso sonreir cual madre que se acerca a la cuna para ver a su retoño.
ResponderEliminarUn Saludo
Cuando hablé de un "ave gigante", ya ves a lo que me refería... Me la imaginé así, exagerada, como lo son a veces los sueños.
ResponderEliminar¿Quién sabe que hará con él, si será comida para sus crías o lo adoptará de cría?
Un saludo, Cormorán, gracias por comentar.
Yo la veo relamerse. Tiene toda la pinta de ser el desayuno de mañana. ;-)
ResponderEliminarPues yo pensaba que era la historia de un ciudadano con hipoteca en medio de esta crisis, en clave metafórica, jajaja. En serio: me ha encantado el microrrelato porque tiene mucha carga simbólica. ¿Y qué decir de las ilustraciones? Pues que últimamente me gusta la evolución que han tomado, nada que ver con las primeras. Besos
ResponderEliminarEstá claro, Eglon. Se lo desayuna seguro :)
ResponderEliminarEs cierto, Luis, que en clave metafórica podría retratar ese deambular sin salida ante la crisis, cuando los problemas se amontonan. Me alegro que te gustan más ahora las ilustraciones.