lunes, 28 de marzo de 2011

Desterrados

Me desplacé a un mundo en el que sólo había océanos sin tierra y un hombre volaba con alas fabricadas, buscando incansablemente dónde posar sus pies. En un rapto intercambiado de conciencias yo volé a través de sus ojos y él halló tierra a través de los míos. Su alegría fue enorme, como la fuerza que usó para impedirme volver. Desde entonces sigo volando en su cuerpo con estas alas remendadas, aguardando que alguien de la Tierra se transporte a este mundo para colarme en su mente, y así poder regresar.





8 comentarios:

  1. Sara, tu micro, estupendo, me ha recordado a una película con Leonardo di Caprio, en Arg. la tradujeron como 'El origen' Alguien sabe introducirse en los sueños, en el inconscinete de otro.
    A mí me gustaría volar, te ofrezco el cambio.

    Besos!

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  2. Mientras el personaje no comunique el contenido del sueño, sólo puede invitar al lector a conectar con el acto de soñar...Bella invocación, Sara.

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  3. ¿Se puede tener los pies en la tierra y volar a la vez? Yo creo que sí :-)
    Me ha gustado mucho.

    Un beso, Sara.

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  4. Este micro surgió a raíz de un sueño muy intenso que tuve hace tiempo. Solo que en mi caso, sí pude regresar : ) Pero me lo puso difícil el hombre, tuve que luchar para despertarme.

    Gracias Patricia, Amigo Mortal y MJ por leer mis cuentitos y comentar.

    Besos.

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  5. Idas y venidas a la realidad y a los sueños.
    Besos.

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  6. Estupenda historia, Sara. Abrir la puerta de los sueños y mezclarse no es fácil. Hemos volado contigo. Gracias por ser tan generosa.

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  7. Al final la vida nos enseña, desgraciadamente, a desconfiar del ajeno e incluso del amigo, que con salvar su pellejo te vende como esclavo de su propia condena. Llevo grilletes de "amigos" y aun así sigo confiando.

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  8. De la realidad a los sueños, como dice Torcuato. De un mundo perfecto a otro que nos embauca con vuelos y placeres momentáneos, y cuando nos damos cuenta de que lo verdaderamente importante es lo que dejamos, ya nos encontramos atrapados.
    Gracias por volar conmigo, Veintiuno.

    Cormorán: Confiar completamente en alguien a veces te libera y otras te condena. Pero creo que vale la pena arriesgarse.

    Abrazos fuertes.

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