El hombre se acercó al puesto de comidas. La vieja de mirada insana revolvía constantemente su guiso. Ese olor turbio e indefinido presagiaba un gatuperio de ingredientes, sin duda indigesto. Se disponía a seguir su camino cuando ella, esbozando una sonrisa desdentada, levantó el cucharón humeante ofreciéndole probar. Ante su negativa, la desquiciada bruja extendió sus garras y lo introdujo en el guiso. Cucharón en mano preparó una sonrisa. Otro joven se acercaba.
Si aceptas probar su sospechoso brebaje, malo.
ResponderEliminarSi le dices que no, peor ¡Qué dilema! ¿No hay escapatoria? :-)
Un abrazo.
Con semejantes ingredientes es seguro que era indigesto...
ResponderEliminarEste es un tanto inquietante.
Besos
Sara, el micro que leí ayer en La Pluma... y éste, están entre los mas hermosos que he leído en mi vida.
ResponderEliminarBesos admirados!!!
Hola. Soy Sara (anónima otra vez)
ResponderEliminarQuién sabe, MJ. Tal vez probando el guiso la bruja lo hubiese dejado marchar. Aunque seguro no se libraba de los retortijones y los vómitos :)
Sí, Elysa. Es un poco inquietante. Como las brujas...
Gracias, Patricia. Puedo decir lo mismo de los micros con los que nos deleitas en tus blogs.
Besos gigantes para las tres.
Hola Sara anónima (me pasó lo mismo la semana pasada, no duró más de un día, pero era fastidioso... jeje, parece que estemos hablando de una enfermedad, el sarampión o algo así)
ResponderEliminarBueno ¿qué te iba a decir? Sí! el relato me ha gustado mucho, pero de la vieja esa huyo rápido porque se la ve con ganas de meterme en su guiso...
Un beso
No dejo de seguirte, Sara, a pesar de todos los problemas. He disfrutado, como siempre, con esta refrescante ensalada de cuentos, que siempre dejan una inquietante y aleccionadora moraleja: " La humanidad necesita más hombres buenos que grandes hombres y poderosos".
ResponderEliminarUna segunda idea de esta " ensalada de cuentos" se puede advertir en ciertos dibujos infantiles en los cuales conviven, gracias a tu genial improvisación creativa, personajes de diferentes cuentos. Sometidos a tu magnífico tratamiento, hasta las imágenes más gastadas parecen revivir, retoñar, ofreciendo flores y frutos preciosos e inesperados, con un encanto propio incomparable...
Y de este cuento, me quedo con la idea de que no siempre es necesario decir a todo que no, pero a veces es necesario decir todo lo que se sabe...
Un fuerte abrazo, Sara, de tu amigo mortal.
Pues a mí, Acapu, este "sarampíón" del anonimato me dura ya diez días. Al principio usar otros navegadores parecía el remedio, pero ya ni eso funciona...
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado el relato y que hayas podido huir de la bruja :)
Gracias por seguir tan de cerca mis cuentos, Amigo mortal. Estos dos últimos, como tu bien dices, tienen reminiscencias de los clásicos. Me encantó lo de "refrescante ensalada de cuentos". Llega el calor, y es lo que toca :) Aunque las moralejas son las de siempre. Seguimos sin aprenderlas...
Abrazos a ambos.
Sara Lew
Muy bueno el micro y el blog.
ResponderEliminarFelicitaciones. Empiezo a leerte y a seguirte.
Un besote.
Gracias, Renate.
ResponderEliminarOtro beso grande para ti.
da interesante
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