Dispuesta a quedarse, se sentó en el sillón del director y suspiró. Aquel amplio y luminoso despacho al fin sería suyo. Para llegar a la cumbre –pensó- no eran suficientes los años de estudio ni una entera dedicación al trabajo; había que echar mano de más armas. Su exquisita sonrisa era una de ellas, pero no servía para conquistar si no iba acompañada de promesas, y Carla era una mujer de palabra. Sus piernas largas y torneadas eran capaces de llevarla a cualquier sitio si vestían una mínima falda; sin embargo ella prefería los límites extensos y los altos vuelos. Sus finos tacones eran de gran ayuda para espolear a sus subordinados y pisar a los que iba dejando atrás, pero también era consciente de que le hacían perder el equilibrio. Por ello, para ocupar el lugar de su jefe, usaría un arma más efectiva: la que guardaba en el bolso.
¡Jeje! Éste ya lo conocía :-)
ResponderEliminarLa protagonista de este micro es una trepa de cuidado. Está dispuesta a todo por ascender.
Desgraciadamente no es la única. El mundo real está lleno de tipas y tipos como ella.
Un abrazo.
Desde luego que es una trepa, pero me quedo con la duda de lo que llevaba en el bolso ¿un arma o algún cotilleo sucio sobre su jefe?
ResponderEliminarLa última imagen que conservará de su jefe es la de un hombre que intenta en vano aferrarse a su silla. Recuerda sus manos, pero no su cara...
ResponderEliminarQuerida Sara, el micro tiene como siempre un final imprevisible. De manera igualmente imprevisible nos has incitado a mirar el poder y la ambición sin límites de ésta con los ojos extraviados en su pensamiento y, no en su belleza, para descubrir finalmente en el juego de la imaginación en que conviertes siempre tus relatos, la realidad de un drama social: El mundo de hoy entra con toda su violencia en el molde abstracto del relato y en el molde se precipitarán a ese sorprendente final: porque ella es ella y no una dama de beneficiencia. Y cuando ocurre, produce imágenes y signos que a su vez son interrogados e interpretados, durante un buen rato, después de leído el micro...
Este micro, MJ, lo escribí unas horas antes de que acabase el plazo; tenía ganas de ver como iba el concurso :) Muy interesante.
ResponderEliminarY sí que es una trepa, aunque ella misma no lo quiera reconocer.
Es verdad, Elysa, que las mujeres llevamos muchas armas en el bolso, cabe al lector imaginar que arma usará la protagonista.
Hola, Amigo mortal. Puede que los pensamientos de Carla divaguen en autoafirmaciones solo para justificar lo que está dispuesta a hacer.
Gracias por vuestros comentarios.
Besos.
Qué inocente, sobre el final creí que lo que guardaba en el bolso era un par de calzados deportivos para no caerse desde la altura de esos tacos...
ResponderEliminarMe has agarrado en un momento de absoluta inocencia.
Por cierto, creo haber leído por estos lares un texto que hablaba también de una trepadora, creo que manejas ese género con mucha sabiduría, ¿experiencias vividas?
Un beso.
Humberto.
Lo mejor me parece el contrapunto entre el título y el anverso de ese significado que se va estructurando al leer el relato: un descenso!
ResponderEliminarMas, he de reconocer, que me hubiese gustado de mi bolso haber sacado un revólver para volarle los sesos a varios jefes y jefas que he padecido en la vida, je, je, je!. Bueno, dejaré que Carla lo haga por mi!
Mi abrazo Sara y gracias por tu cercanía!
Me ha encantado tu interpretación inocente, Humberto. Puede que llevase en el bolso unas deportivas... pero para correr después de usar el arma.
ResponderEliminarSoy afortunada de no haber vivido una experiencia parecida :)
Un beso.
Hola Eva. Es eso. Paradójicamente, mientras intenta ascender desciende como persona.
Gracias por pasarte por aquí. Un abrazo.
Desde el día que Carla somete su voluntad a terceras personas a cambio de algo, ya nunca volverá a ser la misma y encima esa vorágine irá in-crescendo, hasta que llegue a vender una porción mayor de si misma y termine por llegar a ser otra persona.
ResponderEliminarEstupendo, Sara.
Un abrazo.
Ascensos en ambición, descensos y tambaleos como persona. Estupendo...
ResponderEliminarGracias Veintiuno y Luis por aportar vuestros interesantes comentarios.
ResponderEliminarAbrazos para ambos.