Te observo desvestirte despacio, de espaldas a mí. Ese repentino pudor oculta algo más que tus pechos. Lo sé porque cuando vuelves la mirada no me veo en tus ojos esquivos. Te metes rápidamente en la cama, te arropas y apagas la luz. Tú crees que reposo mientras duermes, pero no. Mi gran ojo parpadeante aún sigue grabando.
Da escalofríos este micro, esa sensación de "gran hermano" siempre vigilados. Inquietante de verdad.
ResponderEliminarBesos
Totalmente de acuerdo con Elysa: escalofriante!
ResponderEliminarMuy buen trabajo, Sara.
Un beso
Me gustó mucho. Yo interpreto una situación de infidelidad, en ese momento en que, como uno se siente culpable y el otro tan mosqueado, los silencios y los gestos hablan por sí solos. Puro cine, si fuese una escena...
ResponderEliminarUn abrazo
Es verdad, Elysa y Patricia, que tiene que ser inquietante sentirse observado continuamente, hasta en sueños.
ResponderEliminarMuy interesante tu interpretación, Luis. Ese gran ojo puede ser el de ese marido que presiente la infidelidad en los gestos y las evasivas de su mujer.
Gracias por vuestros comentarios.
Abrazos.
A veces vivir es estar ciego y pasar junto a lo más hermoso sin mirarlo. Los seres humanos no se miran, no reparan los unos en los otros. Ese ojo que todo lo ve no puede reparar esa forzosa separación, la de esos días en la que sólo puede verla cuando está dormida...
ResponderEliminartienes una estupenda habilidad para abrir las historias; permites ver el mismo texto con dos "objetivos" ...si reposas la mirada sobre ella como protagonista... o si el verdadero protagonista (en primera persona)se sustenta con la historia que define al observador... ¿Cuál de los dos personajes resulta más interesante? El que mira ¿no? Estupendo, Sara.
ResponderEliminarPersonalmente me inclino por una relación tan apartada el uno del otro, que el pudor llega como si de desconocidos se tratase. Unos queriendo pasar desapercibidos y otros vigilantes como dueños de una posesión que se le negara y a la cual tuviesen derecho. En cualquier caso, hay que rehacer esas vidas y buscar ojos que se encuentren y deseen.
ResponderEliminarUn saludo Sara
Sí, Amigo mortal, a veces nos quedamos ciegos de tanto ver lo que no deseamos; y cuando lo más hermoso aparece, se escapa de nuestra vista.
ResponderEliminarGracias, Juanxxi. A veces, mientras escribo, veo varias versiones de la historia a la vez e intento que el texto no se quede solo con una.
Desde luego, Cormorán, en el caso que tú planteas solo les queda rehacer sus vidas; ya que esa atmósfera se hace insostenible con el tiempo.
Abrazos a los tres.