Acabé por eliminarla cuando confesó, ya no me servía. Sin embargo después de dedicar un par de días a confirmar sus declaraciones, concluí que mintió porque no soportaba más las torturas. Necesitaba saber por qué me seguía y qué ocultaba; así que regresé al bosque y desenterré su cuerpo deteriorado. Desplegué sus párpados, la miré a los ojos y se lo pregunté delicadamente, como debí haberlo hecho antes, pero nada, no respondió. Entonces decidí hurgar en sus ropas para hallar alguna pista –reconozco que se me había pasado hacerlo cuando aún estaba viva- y encontré un papelito con una dirección. Me dirigí presuroso hasta allí y llegué a mi casa. Al advertir un ciclomotor rojo estacionado en la puerta recordé que ella también vestía de ese color. Fue al entrar y ver su gorra tirada en el suelo cuando comprendí, no sin espanto, lo que había pasado. Sobre la mesa del salón estaba la pizza que ella había traído y a su lado, las pastillas para la esquizofrenia que yo había olvidado tomar.
Este microrrelato participó en ImaginArte Minificciones., ganando la segunda mención del jurado.
Es un micro brutal, Sara.
ResponderEliminarCon suspense y giro final sorprendente.
Creo que esta vez estarás merecidamente entre los finalistas.
Un abrazo.
Muy bueno, Sara. Realmente es una buena historia con todos los elementos para ganar.
ResponderEliminarBesos.
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ResponderEliminarViolento como un trueno. Tu imaginación supera todas las alturas y teje insólitas historias. No es la primera vez que te felicito por ello. En este campo es donde destaca una mente genial. La historia posee todos los grados de coherencia interna. Lo más logrado es que el personaje aparente un pensamiento reflexivo después de matarla: y, en verdad, ésto se suele dar en mentes dotadas de capacidades lógicas y no en aquéllas cuyo pensamiento es rigurosamente incoherente por algún trastorno o desorden psíquico, buscando hasta el final una respuesta que haga mella en su delirio...
ResponderEliminarNo dejo de pensar en la chica torturada sin otra referencia que el ansia de responder, como cree que espera y desea el interrogador, cuando guardaba la respuesta en su bolsillo...
ResponderEliminarGracias, MJ y Elysa. Aunque ya sabéis que este concurso es un festín de micros estupendos. Los hay poéticos, románticos y otros "brutales" y macabros como este. Dependerá de los gustos de cada cual.
ResponderEliminarAbrazos gigantes para ambas.
Hola Amigo mortal. Los enfermos mentales usan su propia lógica, a veces metódica, otras desordenada. Pensé que también podía otorgarle un rato de lucidez, de salida de esa crisis paranoide para tomar consciencia de lo que había hecho.
Dibujé a esa chica atada porque yo también me quedé pensando en ella intentando dar alguna respuesta...
Gracias por tus lecturas profundas de mis textos. Un abrazo.
Ja,ja,ja Me encanta esta brutalidad errónea.
ResponderEliminarFelicitaciones por este negro microrelato.
ResponderEliminarMe encanta tu blog. Un abrazo
Renate
Estupenda disección de la mente del personaje. El desarrollo del relato está bien estructurado y se hace verosímil. Buen oficio...
ResponderEliminarEnhorabuena, Sara. Un abrazo y suerte.
Por suerte es solo un relato, Cormorán. Aunque no dudo de que esas "brutalidades erróneas" se den en la realidad.
ResponderEliminarGracias, Renate. Un gran abrazo.
Gracias por tu comentario. Sabes que valoro por igual tus elogios y tus críticas, que siempre me ayudan a mejorar. Un saludo.