Un cuento para personas grandes
De niño soñaba con ser aviador para estrellarse en el desierto y encontrarse con El Principito.
De joven, mientras estudiaba para sacarse su licencia de vuelo, soñaba con pilotar una nave espacial y llegar a su asteroide.
De mayor, sin embargo, una vez se halló ante el vasto Universo, fue poseído por las ambiciones, que aplacaron sus sueños. Pasó tantos años ocupado en ascender a comandante, en conquistar planetas inmensos, en acopiarse de las riquezas que sus hombres obtenían arriesgando sus vidas; que olvidó la razón que lo había llevado a emprender ese viaje. Hasta que ya viejo y desgastado como su nave, decidió regresar.
Fue inmensa su sorpresa cuando, camino de la Tierra, se topó con el pequeño asteroide B612. Allí estaban aquellos tres volcanes y la engreída flor para hacerle recuperar sus sueños de juventud.
Supo, entonces, que ya solo le faltaba estrellarse en el desierto para encontrarse con El Principito.
Imagen del asteroide B612,
captada en el espacio por la nave del comandante.
Este cuento se lo dedico a Patricia Nasello, porque un día me hizo recordar a este príncipe preguntón, y porque es una de esas personas “grandes” que no han perdido la inocencia de la niñez.
Poseer a la vez la gloria y los sueños de la infancia es demasiado para un mortal. Tal vez en la edad madura nos pida el alma " cuidar de aquella rosa " tan coqueta con la que soñábamos, cuando ya no son necesarios el deber y la responsabilidad que, a veces, no conducen a la plenitud y, encontremos la amistad perdida en el camino y un mensaje nuevo para cada hombre...
ResponderEliminarLa naturaleza nos hace buenos, sensibles. Nacemos humanos, pero segun crecemos, perdemos esa naturaleza humana, la sensibilidad, la bondad. Solo el regreso al no ser, nos hace abrir los ojos y retomar nuestro origen. No todos lo consiguen y mueren sepultados en... Poder?
ResponderEliminarUn besote Sara
Sara, de verdad que me has emocionado. Este cuento, junto a su bella imagen, es uno de los regalos mas hermosos que jamás me hayan hecho.
ResponderEliminarHermoso por su perfección, por su ternura, por su cariño. Porque tus palabras, enhebradas, son como la imagen: luz en la oscuridad.
Muchísimas gracias, amiga
Amigo mortal, Cormorán: Gracias por haberle dado al cuento, con vuestros bellos y acertados comentarios, su moraleja.
ResponderEliminarAbrazos para ambos.
Hola Patricia. Hace muchos años tuve el libro El principito entre mis manos, y al leerlo hice este pequeño asteroide con su rosa.
Ayer de repente lo "vi" en el estante (de tanto estar ahí ya ni lo veía) y se me ocurrió el cuento. Y mientras lo escribía me acordaba de ti, por lo que dice en la dedicatoria. Lo iba a publicar ayer (ya que no había ningún "amigo cuentista") pero tuve que esperar hasta la noche para sacar la foto del "asteroide en el espacio" :)
Un beso enorme.
Hermoso homenaje, Sara. Relamente emotivo.
ResponderEliminarBesos
¿Sabés que leí El Principito en voz alta durante un montón de noches para mis hijos? Se los leí cuando tendrían unos siete años, primero a mi hija luego a mi hijo (por orden de aparición en el mundo ja ja) Luego de leer nos quedábamos charlando para asegurarme que le habían tomado bien el sentido. Hermosos tiempos
ResponderEliminarSabés que vos me dedicaste este micro precioso a mí y Saint Exupéry le dedica el libro a León Werth ...y que yo usé muchas veces el seudónimo León Werth para enviar cuentos a concurso?!
Gracias otra vez, Sara.
Me gusta cómo te has acercado al universo del Principito... es muy complicado eso de no olvidar la verdadera magia, esa que nos acompaña generosa cuando somos niñ@s.
ResponderEliminarY te felicito también por la foto del asteroide, es un documento difícil de obtener, sólo accesible a las aventureras más osadas del universo universal :)
Un abrazo.
Gracias, Elysa. Un beso.
ResponderEliminarPatricia: Y yo que pensaba leérselo a mi niño ahora (tiene tres años) creo que esperaré un poco :)
Tengo en la repisa doce rosas que hice con diferentes materiales; cada una tiene su "personalidad" y significado. Me ha surgido deditarte a ti esta, la del mundo de la imaginación y la inocencia. Poco a poco iré dedicando las restantes. Un abrazo.
No, sabes, Acapu, lo complicado que fue captar esa foto del asteroide flotando en el espacio :)
Un beso.