Me encanta cuando veo algún dibujo tuyo como este,que en un principio no veo nada,y cuando empiezo a fijarme bien en los detalles empiezo a ver cosas que antes no había visto... Por cierto,por curiosidad,¿qué utilizas para hacerlos?
Hola, Byron. Son dibujos como laberintos, para perderse en ellos :) Para hacerlos utilizo rotring de diferentes colores. En este caso en negro, dorado y plateado.
Desde que podía recordar la gran pecera siempre estuvo en su dormitorio. La pasión por lo acuático fue creciendo a través de los años y llegó a convertirse en motivo de desvelo y preocupación de sus ahora extintos padres.
Un excéntrico vecino versado en el tema, le advirtió acerca de la maldad que desarrollan de los peces en cautiverio y si bien pareció que la advertencia había caído en saco roto, Nahuel comenzó a cuidarse. Resolvió que en la pecera no coexistan más de dos peces a la vez y que el tamaño de ninguno de ellos sobrepase los treinta centímetros; cuando eso sucedía Nahuel los arrojaba a la calle.
Una mañana, la pecera recibió a una rara variedad de hipocampo en reemplazo de un pez globo que había crecido más de lo conveniente. Nemo, el otro inquilino, comenzó a nadar con nerviosismo ni bien el nuevo ocupante fue colocado. Nahuel temió por la seguridad del caballito de mar, mucho más pequeño que su vecino, pero no quiso interferir con las leyes de la naturaleza. Con sorpresa y beneplácito fue notando como la dupla se iba integrando. Mr. ED, como había bautizado al caballito, crecía a gran velocidad. Si sigue así poco va a durar, pensó Nahuel con cierta tristeza. No le sorprendió que Nemo hubiese desaparecido ya que Mr. ED lo quintuplicaba en tamaño. Nemo nunca fue reemplazado.
Nahuel rompió la segunda regla y dejó que Mr. ED siga creciendo. Pronto el tamaño de la vieja pecera resultó insuficiente y tuvo que ser sustituida por otra que podía contener algo más de dos mil litros de agua. El apetito de Mr. ED era voraz y la pescadería del pueblo enviaba diariamente varios kilos de pescado a la casa del “asesino de peces”.
Una huelga de pescadores dejó sin provisión a la pescadería por más de dos semanas. Esa huelga, se recuerda, coincidió con la desaparición de Nahuel. Afortunadamente Mr. Ed pudo sobrevivir sin alimento por más de cuarenta días.
Ocultar el dolor, ésa era la consigna de él. De promesa de escritor genial, se había convertido en un vulgar personaje novelesco, de espectador de la vida, en sufridor de sus rigores, de alguien real, en una ficción.
Pero a ella no le ocultaba su dolor, porque la pena de sus palabras era los brazos con los que la apretaba, cuanto más dolía más estrecha era su relación.
" El destino no se discute - le dijo ella -. " Se acepta y se vive como vocación ".
Cuando surgía en él la apatía o la indiferencia, ella desaparecía de su lado. Cuando, por el contrario, dominaba en él el entusiasmo, el no importar el fracaso por algo que vale la pena, en suma, el amor inteligente, ella le fue siempre fiel..
Me tomo la licencia de escribir ante esta excelente ilustración::
Acariciaba con mimo aquel cuerpo de mujer, del que brotaron notas e iban componiendo una delicada melodia que invitaba a seguir amandola y deslicé mis manos por su cintura para fundirme en un eterno abrazo. Ese dia fué único.
Me la llevo, no sé si pueda hacer algo inmediatamente, pero lo voy a intentar. Tiene muchos elementos interesantes, es -indudablemente- muy musical y femenino. Un beso enorme. HD
Me encanta cuando veo algún dibujo tuyo como este,que en un principio no veo nada,y cuando empiezo a fijarme bien en los detalles empiezo a ver cosas que antes no había visto...
ResponderEliminarPor cierto,por curiosidad,¿qué utilizas para hacerlos?
Hola, Byron. Son dibujos como laberintos, para perderse en ellos :)
ResponderEliminarPara hacerlos utilizo rotring de diferentes colores. En este caso en negro, dorado y plateado.
Un saludo.
^^
ResponderEliminarEncuentro en esta ilustración unos trazos sueltos y elegantes que bailan al compás del grave lamento del contrabajo.
ResponderEliminarGenial, Sara.
Un abrazo.
El, expulsó de su boca el humo de su cigarro y en el aire dibujó el mapa del laberinto sin querer. Ella, salió corriendo hacia la salida.
ResponderEliminarNo se por que ha salido esto...
Gracias Sara y besos desde el aire
Imposible no ver un violín o un contrabajo entre esos trazos...Bonito dibujo, sugerente. como tiene que ser.
ResponderEliminarUn beso.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDesde que podía recordar la gran pecera siempre estuvo en su dormitorio. La pasión por lo acuático fue creciendo a través de los años y llegó a convertirse en motivo de desvelo y preocupación de sus ahora extintos padres.
ResponderEliminarUn excéntrico vecino versado en el tema, le advirtió acerca de la maldad que desarrollan de los peces en cautiverio y si bien pareció que la advertencia había caído en saco roto, Nahuel comenzó a cuidarse. Resolvió que en la pecera no coexistan más de dos peces a la vez y que el tamaño de ninguno de ellos sobrepase los treinta centímetros; cuando eso sucedía Nahuel los arrojaba a la calle.
Una mañana, la pecera recibió a una rara variedad de hipocampo en reemplazo de un pez globo que había crecido más de lo conveniente. Nemo, el otro inquilino, comenzó a nadar con nerviosismo ni bien el nuevo ocupante fue colocado. Nahuel temió por la seguridad del caballito de mar, mucho más pequeño que su vecino, pero no quiso interferir con las leyes de la naturaleza. Con sorpresa y beneplácito fue notando como la dupla se iba integrando. Mr. ED, como había bautizado al caballito, crecía a gran velocidad. Si sigue así poco va a durar, pensó Nahuel con cierta tristeza.
No le sorprendió que Nemo hubiese desaparecido ya que Mr. ED lo quintuplicaba en tamaño. Nemo nunca fue reemplazado.
Nahuel rompió la segunda regla y dejó que Mr. ED siga creciendo. Pronto el tamaño de la vieja pecera resultó insuficiente y tuvo que ser sustituida por otra que podía contener algo más de dos mil litros de agua.
El apetito de Mr. ED era voraz y la pescadería del pueblo enviaba diariamente varios kilos de pescado a la casa del “asesino de peces”.
Una huelga de pescadores dejó sin provisión a la pescadería por más de dos semanas. Esa huelga, se recuerda, coincidió con la desaparición de Nahuel. Afortunadamente Mr. Ed pudo sobrevivir sin alimento por más de cuarenta días.
Ocultar el dolor, ésa era la consigna de él. De promesa de escritor genial, se había convertido en un vulgar personaje novelesco, de espectador de la vida, en sufridor de sus rigores, de alguien real, en una ficción.
ResponderEliminarPero a ella no le ocultaba su dolor, porque la pena de sus palabras era los brazos con los que la apretaba, cuanto más dolía más estrecha era su relación.
" El destino no se discute - le dijo ella -. " Se acepta y se vive como vocación ".
Cuando surgía en él la apatía o la indiferencia, ella desaparecía de su lado. Cuando, por el contrario, dominaba en él el entusiasmo, el no importar el fracaso por algo que vale la pena, en suma, el amor inteligente, ella le fue siempre fiel..
Me tomo la licencia de escribir ante esta excelente ilustración::
ResponderEliminarAcariciaba con mimo aquel cuerpo de mujer, del que brotaron notas e iban componiendo una delicada melodia que invitaba a seguir amandola y deslicé mis manos por su cintura para fundirme en un eterno abrazo. Ese dia fué único.
Recibe mi saludo
Me la llevo, no sé si pueda hacer algo inmediatamente, pero lo voy a intentar. Tiene muchos elementos interesantes, es -indudablemente- muy musical y femenino.
ResponderEliminarUn beso enorme.
HD
MJ: Sí, hay un contrabajo o un violonchelo escondido por ahí...
ResponderEliminarUn abrazo. Y gracias por tu amable comentario en los "20 blogs".
Rosa: A veces no sabemos por qué las imágenes nos despiertan ciertas palabras... Me gusta, ya está publicado! Besos.
CDG: Este dibujo, tan "musical" me inspiró hace tiempo este relato, por si queréis leerlo:
http://microrelatosilustrados.blogspot.com/2011/01/en-armonica-union.html
Pablo: "Alucino", como dicen por ahí, con tus relatos. Éste me parece muy imaginativo con ese caballito de mar asesino, no solo de peces...
Un abrazo.
Amigo mortal: Una prosa genial y profunda, como siempre. Me gusta eso de "...cuanto más la apretaba, más estrecha era su relación".
Un abrazo.
Anna: Gracias por tus palabras, siempre bienvenidas. Un saludo.
Humberto: Me alegra que te lo lleves, seguro que te inspira una de esas historias tan originales con que nos deleitas siempre. Un beso.